Difícil pero no imposible desmantelar el régimen corrupto
El pasado 1ro. de julio una mayoría apabullante de mexicanos decidió, por fin, el cambio de régimen político de nuestro país. Durante décadas se escuchaba el clamor en contra de un régimen cuyo comportamiento dejaba mucho que desear en cuanto a su forma de gobernar pues se desentendía de las principales exigencias de una sociedad cada vez más agraviada con medidas injustas que sólo favorecían a una élite selecta perfectamente compatible con las desviaciones de un régimen cada vez más corrupto.
Esta decisión histórica de los mexicanos evitó, por fortuna, el estallamiento de una manifestación violenta por el hartazgo que ya se observaba en los mexicanos. Y se evitó gracias a que el líder de la oposición del actual gobierno, el Lic. López Obrador, optó por el cambio de régimen por la vía pacífica, democrática, electoral. Esta opción recibió el apoyo del 53% del electorado y ganó muy sobradamente las elecciones.
Fue tan rotundo el triunfo de la opción por el cambio profundo del régimen político corrupto, inepto e impune que ni siquiera hubo conflicto post-electoral. El triunfo del Lic. López Obrador fue tan abrumador como legítimo. Y por añadidura y como una ratificación del hartazgo de la sociedad contra el régimen PRI-PAN, se ganaron limpiamente la mayoría en ambas cámaras legislativas, varias gubernaturas e inumerables presidencias municipales.
En resumen, el poder político del país pasó a manos de la izquierda representada por Morena y encabezada por el Lic. López Obrador. Y todo dentro de la civilidad o sea, por la vía democrática. El cambio de régimen pues se está dando sin violencia, muy distinto al recurso de las sangrientas y destructivas revoluciones históricas que usualmente son la vía para los cambios de régimen de los países en el mundo.
Lógicamente desmantelar un régimen corrupto hasta el tuétano no se logra de un día para otro y sin ningún esfuerzo. “El Sistema” político que perdió las elecciones constituye un “entramado” difícil de penetrar y destruír. La “cultura priísta” está presente en todas las esferas de la vida de los mexicanos. Los intereses y las complicidades dominan nuestra vida diaria y por éso a veces las promesas de cambio se antojan muy difíciles y hasta quiméricas. Pero igualmente los vencedores están demostrando decisión e inteligencia para llevar a cabo el anhelado “cambio”. Tanto en el Poder Legislativo como quienes integran lo que constituirá el Poder Ejecutivo a partir del próximo 1ro. de diciembre, están demostrando que las cosas van en serio y que de ninguna manera se dejan intimidar por los ataques insulsos y ridículos de determinados medios de comunicación que están prestos a atacar al próximo gobierno, sobre todo a quien lo encabezará.
Esos “francotiradores” para nada toman en cuenta el cambio de régimen pacífico y la actitud del Lic. López Obrador de llevarla en paz con todo mundo. Hay diálogo con el empresariado nacional y con todos los gobernadores de los estados. Hasta ahora las relaciones con el Presidente Trump son cordiales y con manifestaciones de trabajar juntos. Los proyectos a realizar manifestados por el propio Presidente electo todos son pensando en el beneficio del país sobre todo de los más vulnerables. Igualmente se ha comprometido a combatir a fondo la corrupción y la impunidad e igualmente luchar frontalmente contra el crimen la inseguridad y la desigualdad y no hay porqué no creerle.
Muy prometedor el cambio de rumbo del destino de nuestro México, sin duda.
Les envío un cordial saludo.
Héctor Astorga
Comarca Lagunera
