Columnas Social

Un adolescente fuera de serie

DR. LEONEL RODRÍGUEZ R.

(Primera parte)(Primera parte)

"GRACIAS SEÑOR, POR TODAS LAS BENDICIONES QUE HEMOS RECIBIDO DE TI DESDE EL MOMENTO MISMO DE NUESTRA CONCEPCIÓN Y NUESTRO NACIMIENTO".

"La fecundación de un óvulo por un espermatozoide es una de las máximas maravillas de la naturaleza. Si fuera un acontecimiento raro o si ocurriese en algún país remoto, nuestros museos y universidades organizarían expediciones para ir a presenciarlo y los periódicos consignarían el suceso con verdadero entusiasmo". Dr. George Corner, Embriólogo.

Desde el momento mismo de su concepción, desde el momento mismo que el espermatozoide penetra al óvulo, se determinó que ese bebé sería un niño especial, excepcional, y que su futuro dependería de lo que sus padres quisieran hacer de ÉL. Él, Roberto Mendoza Orona, de 30 años de edad (*13-09-69); Ella, Brenda Isela Salazar Rodríguez, de 28 años (*27-02-71); al momento mismo de su unión matrimonial (11-09-99), ambos en un momento de su vida ideal para la reproducción, para la perpetuación de la especie, de ellos mismos y a la vez de un número indeterminado de ancestros que les habían precedido, máxime si consideramos que en la actualidad los jóvenes, antes de llegar al matrimonio, aspiran a una buena educación que los lleve a poseer un título universitario y por ende un mejor futuro para sí mismo y los que tarde que temprano dependerían de ellos.

Cómo buen matrimonio, quisieron esperar, al menos un año, para "encargar familia", y fue a través del "ritmo" que utilizaron como método anticonceptivo y que después de haber transcurrido este tiempo, optaron por dejarlo de utilizar; poco tiempo después, al parecer tres meses, viene la primera amenorrea, lo que les hace sospechar en un posible embarazo; pocas semanas después, se empiezan a presentar todos los datos clínicos para sospechar en un embarazo ectópico, es decir, implantado, en vez de la cavidad uterina, en una de las trompas de Falopio, como en todos estos casos, Brenda fue operada de urgencia, confirmándose este diagnóstico.

Como suele suceder en estos casos, una de las trompas uterinas se pierde, queda imposibilitada para otra gestación; sin embargo, quedaba la del lado contrario, y después de unos meses de cuidados, intentan otro embarazo el cual se logra pocos meses después, y por el antecedente que hay, desde las primeras semanas de la suspensión de la regla se monitorea por medio del ultrasonido hasta comprobar que dicho embarazo se ha implantado normalmente en la cavidad uterina.

El transcurso de los siguientes meses de este embarazo, se llevó sin ningún contratiempo, sin ningún sobresalto, máxime que se había llevado un excelente control prenatal, y al momento del nacimiento, la feliz embarazada deseaba enfrentarse a la evolución natural de un trabajo de parto para, al finalizar el mismo, desprenderse del producto de su entraña, del producto del amor de una pareja que soñaba tan sólo ya tener entre sus brazos a ese pequeño que Dios, nuestro Señor, les enviaba.

Desde el momento mismo del nacimiento, el grupo de médicos que estuvo presente para recibir al bebé, percibieron en la faz del mismo rasgos que suelen compararse con los que presentan los orientales; no se identificaba ningún otro dato que pudiera apoyar el tan ya conocido síndrome de la "trisomía 21", faltaban más signos que suelen presentarse en estos casos, por lo que los médicos no quisieron aventurarse a confirmar clínicamente este diagnóstico presuncional, y sugirieron a los padres ordenar un estudio genético para descartar este síndrome que suele presentarse con más frecuencia en lo que dentro de la obstetricia se conoce como "mujeres años para la maternidad".

"Quien quiera que sea mi madre, quiero que su cuerpo sea una fábrica adecuada para la producción de mi propio cuerpo. Quiero que su mente se vea libre de opresión y sea capaz de desearme, cuidarme y amarme como yo llegaré a amarla algún día. Sea cual sea la raza en que nazca, para bien de todas las razas, quiero que mi hogar sea suficientemente seguro para que no se me transmita sentimiento de desvalimiento o mito de inferioridad. Cualquiera que sea la educación que se me esté disponible, deseo tener la oportunidad de aprender lo que tenga que aprender para desarrollarme. Sea cual sea la clase de gobierno en que nazca, quiero justicia equitativa bajo la cual puede forjar mi propia libertad".

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