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Contraluz

Los ejemplos se multiplican a lo largo y ancho del planeta. Dentro de las redes sociales, tenemos desde "selfies" en ubicaciones de alto riesgo que terminan en la muerte del fotografiado, hasta lo que acaba de surgir en días pasados, la grabación de peleas cuerpo a cuerpo entre niños de un kinder norteamericano, organizadas por las educadoras. Fuera de redes sociales, también encontramos maneras de cómo se busca trascender en tiempo y geografía, ya sea emprendiendo acciones extraordinarias, inmortalizando una receta de cocina, o escribiendo una canción. El común denominador es el deseo de dejar huella para más delante.

Vienen a mi mente las necesidades de Maslow, que inician con las básicas para la subsistencia hasta las más elevadas, de autorealización. Después de superadas las elementales como la comida y la seguridad, comienzan a aparecer otras de tipo emocional, dentro de las que están la afiliación y el reconocimiento. En esta franja estamos entrampados, en la urgente necesidad - insatisfecha la mayoría de las veces - de ser reconocidos por los demás.

Como integrantes de un grupo humano, el reconocimiento es una de las necesidades más sentidas y - paradójicamente - una de las que menos tenemos en la esfera consciente. Se desatiende esta necesidad en los niños pequeños. Quizá se carece del proceso de pensamiento para tomar en cuenta el desarrollo que el pequeño requiere satisfacer, llegando al extremo de considerar a esos chiquitos como parte del escenario y nada más. En ocasiones, el reconocimiento de los pequeños dentro de la familia es escaso, y esas necesidades emocionales quedan desatendidas hasta la edad adulta, cuando, de alguna manera, buscarán expresarse y ser satisfechas.

La toma de fotografías con celular da pauta para entender en buena medida esta necesidad de trascendencia. Sentimos la urgencia de que obre constancia de lo que hacemos, como una forma de validarnos frente a los demás. No es de extrañar entonces, que de un mismo evento se publiquen en redes sociales infinidad de fotografías similares, cuando una sola de ellas pudo haber dado cuenta de lo ocurrido. De este modo, saturamos los chats, con cuatro o cinco versiones de una misma toma; lo hace el niño travieso que llevamos dentro, que nos impele a dejar nuestro sello de identidad propia, para decir al mundo: "aquí estoy, éste soy yo".

Mucho me sorprende, quizá más que al resto de los humanos, este asunto de las fotografías con celular. Me parece un comportamiento que lleva a reflexionar sobre lo que puede haber detrás de esos notorios afanes fotográficos tan de moda y que tienen un trasfondo poco apreciado:

El mensaje que ofrece la sociedad al niño, y con el que finalmente él crece, es que para tener valor necesita demostrarle al mundo quién es. O sea, él entiende que el valor de su persona viene desde fuera, y es proporcional a la calificación que el grupo social le concede. Es así como él se esfuerza de una u otra manera para merecer esa estima por parte de los demás, y no cejará en sus empeños. Ello da cuenta de que el individuo no ha asimilado que la autoestima está dada por el concepto que de sí misma tiene la persona, y no por lo que los demás opinen. Desde la infancia, existen esos huecos de percepción en el pequeño, y difícilmente alcanzará a entender entonces, que la mirada más importante de todo el planeta es la que encuentra cada quien frente al espejo.

Los adultos debemos coadyuvar en los niños el descubrimiento de aquello que a cada uno lo hace diferente del resto del grupo, para apoyar el fomento de su propia autoestima. Cuando un niño descubre que él es único en el planeta por determinada característica que lo distingue, y que no necesita copiar a nadie más, lo estaremos colocando en la ruta que conduce a la autoestima. Si él se siente satisfecho con lo que sabe que es, estará dispuesto a respetar lo que cada uno de sus compañeros sea, entendiendo que la humanidad se asemeja a una playa al amanecer, cada guijarro es único, distinto a los otros, pero no por ello menos valioso.

Las redes sociales son un magnífico foro en el cual se despliegan las más diversas conductas de los grupos sociales. Cualquier tendencia de moda tiene una lectura profunda que habla del ser humano detrás de la misma, de sus necesidades más profundas y de sus mayores aspiraciones. Pone de manifiesto ese deseo de trascendencia al que nuestra condición nos lleva como seres mortales que somos. El grupo humano resulta enriquecido cuando cada individuo explota su potencial personal al máximo, para beneficio propio y de los demás. Más allá de la "selfie" mortal, estaremos esculpiendo con ingenio y trabajo, nuestra mejor obra.

https://contraluzcoah.blogspot.com/

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