China, el gigante dormido
China, una cultura oriental de mucha antigüedad, sólo superada por Egipto es un enorme país con todos los recursos naturales y climas, pero a la vez con más de mil millones de habitantes, seguidos por La India que entre los dos tienen mas del treinta por ciento de los habitantes de este planeta, esto es de cada 10 habitantes más de tres son de China o de la India. Pero en los últimos años, después de siglos de atraso y divisiones y pasar (los habitantes de China) privaciones y plagas, ha tenido un desarrollo económico, que no político asombroso, al grado de desafiar como potencia económica mundial a los Estados Unidos. El que opine que el comunismo sí funciona por poner el ejemplo de China, ignora que se abrió a prácticas comerciales capitalistas de libre empresas.
El gigante dormido, ha despertado y no pretendo ser alarmista, pero hay un peligro latente, que ya hace muchos años nos advertían escritores y pensadores, no sólo católicos, sino de diversos credos y nos advertían del asunto de que China despertara. ¿Por qué? Bueno, la cultura oriental difiere en muchos aspectos de nuestra cultura Judeo-Cristiana, con bases en el antiguo y el nuevo testamento, además sería largo explicar más diferencias que no es porque sean diferentes, sino que muchas están encontradas y pueden ser irreconciliables.
Cómo logró despertar y construir carreteras, puentes, fábricas, puertos marinos infraestructura, adelantos tecnológicos en fin las bases de su progreso. Pues bien la mayor parte la facilitó Estados Unidos y el resto de los países de occidente incluyendo México por la sencilla razón de que nos vendió por años más que lo que nos compraba. Una reciente visita o encuentro del presidente de Estados Unidos al primer ministro chino le preguntó “a mis productos, para entrar a tu país (China) les cobras mínimo 25 por ciento y a lo que nos mandas cuando mucho te cobramos 2.5 por ciento, ¿cómo es eso? Respondió “no se nunca nos han dicho nada”. Pues esto no puede seguir hay que negociar y cambiar esto.
No se lo que vaya a ocurrir, pero esto no sólo era injusto para los ciudadanos de EU, también para México y muchos países. Al que no lo crea averigüe lo que vendemos y lo que nos compra. Para colmo no sé recientemente, pero eran productos baratos los que nos vendía China, pero de pésima calidad, Ejemplo: Compre un juego de herramientas para llevar en mi coche y sirviera para pequeñas reparaciones o cambiar un neumático en caso de ponchadura, me costó poco menos de veinte dólares, por contraste un juego de herramientas de Estados Unidos como ciento cincuenta dólares. Creí haber conseguido una ganga, pero a la primera vez que use la cruceta china, ´wsta se “barrió” y no pude quitar los birlos. ¿cuál ganga?
Es pronto para opinar si el nuevo tratado va a corregir esto, que beneficia también a México, ya veremos.
Por si esto no sucede, conviene ir aprendiendo chino, o ruso, pero no ya inglés. El nuevo tratado debe beneficiar a los tres. De nuestro empeño y nuestro actuar, depende cómo nos puede ir. Espero que no cambiemos una bota gringa por una china. Cada país debe buscar su destino y bienestar.
Raymundo Portilla Fernández
Torreón, Coahuila.
