Tarea Titánica
La historia ha demostrado cuán difícil es que un solo hombre cambie el destino de una nación. Esta afirmación es verdadera si se toma literalmente; pues si bien es cierto, México tiene muchos héroes; y el mundo, en sus diferentes áreas, ha cambiado para bien gracias a millones de personas extraordinarias, valga decir Einstein, Hawking, Bill Gates, solo por mencionar algunos hombres que aportaron a la ciencia y la tecnología, igual que en el arte, en la política, y en otras áreas del ser humano como sociedad organizada donde una pléyade de nombres merecerían citarse para gloria de su nombre. En México, tenemos héroes hasta para prestar, aunque no todos son los que la historia consigna; y anónimos permanecen muchos hombres y mujeres cuyos nombres deberían estar inscritos con letras de oro, pero que su gloria ha sido enterrada bajo el lodo de la vanagloria nacida de soterrados intereses ligados al egoísmo, la envidia, la soberbia, y la maldad inherentes al ser humano.
Volviendo al la frase inicial de esta reflexión, cada país tiene sus próceres a quienes se rinde culto y son ejemplo a seguir por las generaciones que le sucedieron, aunque no siempre ha sido así. En la India, Mahatma Gandhi; en Sudáfrica, Nelson Mandela; En EU, Martin Luther King; En Polonia, Lech Walesa; En cuba, el argentino Ernesto “Che” Guevara; y hay otros menos conocidos, tales como Adolfo Pérez Esquivel, Raúl silva Henríquez, Malcolm X, Rigoberta Manchú, María Elena Moyano; y otros conocidos mundialmente como El Papa Juan XXIII, Juan Pablo II, la Madre Teresa, y el propio Jesucristo, que más que héroes deben ser considerados líderes extraordinarios. En México, AMLO ha puesto en la mira a Francisco I. Madero, Benito Juárez y Lázaro Cárdenas, quienes desde su muy particular punto de vista han liderado transformaciones de nuestro país; y él, pretende ser el cuarto líder de esa lista selecta. Aclaro: no los cita como héroes, pero sí como responsables de cambios significativos en la vida de la población mexicana.
Madero murió porque pecó de ingenuo, creyendo, igual que cree AMLO, en que la gente que le rodea es buena; Juárez pecó de probo y terminó despachando en huida itinerante, teniendo que compartir su gobierno con Maximiliano; sin embargo, sus mejores logros fueron las Leyes de Reforma; Cárdenas, según Juan Ramón Jiménez (“El lado oscuro de Lázaro Cárdenas”,13-Ene.-2005) conspiró en el asesinato de Carranza, negoció con los nazis el trueque de petróleo por bienes de capital, y lo más grave: impulsó desde el poder, con una visión de empresa paraestatal, la narco-economía de México, valuada en más de 100 mil mdd, (en 2005). Todo esto, puesto en la balanza de la historia pesa menos que sus logros: la nacionalización del petróleo, la reforma agraria y la implementación de programas sindicales, industriales y educativos.
¿A quién pretende emular AMLO? a ninguno de los tres en especial, pero su ideología de centro-izquierda hace que tenga que aceptar algunos cambios en proceso, iniciados por los dos gobiernos precedentes: la reforma energética peñanietista; y el ejército en las calles, de iniciativa calderonista. Cabe hacer notar que, igual que Madero, AMLO peca de ingenuo al suponer que todos sus colaboradores son leales a al proyecto de nación; o quizás su astucia y experiencia le dicen que al enemigo hay que tenerlo cerca y decide dormir con él (con un ojo abierto), o tal vez, igual que Cárdenas pretende hacer grandes cambios desde su óptica nacionalista.
No lo sabemos todavía, ni lo sabremos hasta que en el curso de su sexenio vayan descubriéndose sus detractores.
Héctor García Perez
Comarca Lagunera
