El dólar se encarece. Son motivos de los mercados globales dicen los congraciados con el régimen que está a punto de tomar el poder democráticamente el próximo primero de diciembre. Lo Bolsa Mexicana de Valores, ya ha perdido el impulso con el que tomó los claros resultados electorales donde la civilidad ha prevalecido.
Con el paso de las semanas ese supuesta unidad democrática mexicana se ha ido disolviendo. El alto empresariado mexicano, ese que por motivos ideológicos no podía estar con la opción que resultó ampliamente ganadora, no tardó en apresurarse en ir al rendirle pleitesía al ganador de las elecciones presidenciales, no obstante por años cada cual marchó por senderos ideológicos distintos. Todo parecía que iría por la cordura.
Una vez confirmado su triunfo, en primera instancia el próximo presidente de México ofreció un rostro conciliador y prudente para todos. Su gobierno será, según sus palabras, responsable con el manejo de las finanzas públicas y respetuoso con el Iniciativa Privada, pero implacable en la lucha contra la corrupción.
Pero ya cerca de asumir el poder y dueño absoluto de la agenda pública federal, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador se dispone a dar el primer gran manotazo en la mesa para dejar claro que los próximos seis años, también habrá revanchas en su gobierno.
La primera muestra lo es sin duda la decisión de cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) que tiene un avance considerable de obra sobre el lecho de lo fue el lago de Texcoco, sustituyéndolo por una opción que contempla construir un par de pistas en la base militar de Santa Lucía, adecuar la capacidad del aeropuerto de Toluca y continuar utilizando el actual aeropuerto de la ciudad de México, y para ello se ha montado el sainete de la consulta ciudadana para decidir por cuál opción inclinarse.
López Obrador había señalado que la construcción del NAIM es ejemplo vivo de la corrupción rampante que existe en el sector público en general del país, por lo que lo convirtió en bandera de lucha para su campaña junto a otras tantas de ese tipo como la derogación de la Reforma Educativa.
Pero ni siquiera ha empezado a gobernar y el discurso inicial de que será respetuoso con las finanzas públicas empieza a estar en entredicho. Su argumento de que es más barato y viable la opción de Santa Lucía, Toluca y el actual aeropuerto versus culminar el NAIM en Texcoco no parece tener el sustento suficiente.
Evidentemente el NAIM es una obra que se ha encarecido sensiblemente porque se cotizó hace 4 años en dólares, y la moneda estadounidense se ha encarecido más de un 50% en el presente sexenio (por cierto, los salientes también se ostentan como responsables del manejo macroeconómico, la pura depreciación de este nivel del peso los desmiente, pero ese es otro tema) y a ellos hay que apuntar que la sola presión del presidente electo, hace que surjan declaraciones e ideas que podrían generarle un ahorro hasta de 20 mil millones de pesos, de un presupuesto total que ahora supera los 300 mil millones.
Evidentemente se puede seguir argumentando cuál de las dos opciones es más conveniente para el país. Por un lado, parece que la mayoría de los expertos se inclinan por continuar por Texcoco, que tendría en un solo sitio las condiciones para satisfacer la demanda por los próximos 50 años en la capital de la república.
En cambio el remiendo de Santa Lucía, Toluca y el actual gobierno, aunque de primera tiene un costo menor, no es más que la primera acción verdadera en que López Obrador irá gobernando de vez en vez asestando decisiones que más allá de la lógica no tienen más que en el fondo el deseo de darle en la madre a todo aquello que pareciera favorecer a los sectores de la economía de mayor ingreso y educación, como parecería miopemente aquellos que se transportan por cualquier razón en avión, que no superan ni el 30% de la población.
Posiblemente más revanchas vendrán y en el caso particular del NAIM, ésta se consumará precedido de la dichosa consulta, que no será más que la ratificación natural que miles de boletas de aquellos que por supuesto quieren vengarse hasta por pura envidia social, aunque vaya de por medio lo mejor para el país.
