Los golpes y quejidos se escucharon tan lejos y tan fuerte, que la dirigente estatal del Partido Acción Nacional, Esther Quintana Salinas, ya no pudo darle más largas al asunto. La guerra sucia desatada entre los dos grupos de panistas torreonenses llegó a tal nivel que simplemente se trataba de un suicidio político, el permitir que ambos bandos continuaran bombardeándose, como si se tratara de acabar con el PAN, más que asegurar una candidatura.
Doña Esther dice que se corre el riesgo de que el electorado “nos mande a chiflar a Chihuahua” por hartazgo ante las campañas disfrazadas, y simplemente tiene razón. Admite que visitó Torreón para intentar una “operación cicatriz” y para ello se reunió con la militancia del blanquiazul desde el jueves por la tarde para exhortarla a la cordura, ya que Acción Nacional no está en precampaña. La lideresa blanquiazul dice que en la reunión “nos dijimos nuestras verdades y muchas cosas que eran necesarias como la doctrina, la historia y sus principios como el respeto”.
Al menos en la forma, dos de los principales actores en esta lucha fratricida, Jesús de León Tello y José Ángel Pérez, dicen que de ahora en adelante todo será miel sobre hojuelas. De León Tello afirma que “ya está todo aclarado; ya fumamos la pipa de la paz José Ángel y yo y decidimos darle para adelante”. Mientras tanto el aludido destacó que lo importante es impulsar al PAN y no permitir que al interior del mismo se den situaciones de ataques y ofensas como se hace en otros partidos.
Y para cerrar la pinza de este rosario de buenas intenciones, el alcalde Guillermo Anaya dice estar de acuerdo con el llamado a la cordura que hacia el interior del PAN torreonense hizo la presidenta del Comité Directivo Estatal y que se acatará; que la ciudadanía debe tener claro que habrá una vigilancia constante para que no exista distracción de recursos ni de personal ni equipo de la Presidencia Municipal a favor de ningún candidato y que tiene las manos limpias y que “si nadie ha asomado la cabeza para acusar a su Gobierno de hacer mal uso de los recursos públicos, es porque no lo ha hecho ni lo hará”.
El encono con que se han tratado los dos grupos permite dudar que la “operación cicatriz” llegue a prosperar, pero en honor a la civilidad y al deseo de que los ciudadanos no sean expuestos a las expresiones más bajas de una política pueblerina, valdría la pena solicitar a quienes deciden las estrategias en ambos grupos, que recuerden que una candidatura no vale enlodar a familias enteras y que los golpes bajos finalmente no benefician a nadie, pero en cambio y en este caso, sí perjudican al panismo en su conjunto.
