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NOSTALGIA

ALEJANDRO TOVAR

La vuelta del show de octubre en el béisbol es el reencuentro con los héroes muertos y con la luz de quienes quedan vivos, es el choque entre la dicha del espectáculo garantizado y la ola de recuerdos atesorados en una vida de fanatismo por el juego maravilla, que se hizo infinito por la magia de la radio, con la palabra y el entorno, con la obligación de ser oyente imaginativo.

Porque Eloy "Buck" Canel (1906-1980) tal vez nunca imaginó que no solo era un narrador, sino un guía de pasiones. A través de la radio encendió los corazones del público hispano con un acento antillano, aunque él nació en Argentina porque su padre era funcionario en la embajada de E.U., ya de profesional fue por años el locutor oficial de NY Yankees, con un colorido sinigual pero en la Serie Mundial tomaba caracteres de milagroso creador que a la vez hacía semblanza, reseña, perfil, crónica con tono interpretativo que se salía de estilo común para hacer uno bien propio.

Era un hablar como Marlon Brando en El Padrino, pero en español y nos enseñó a ensanchar la imaginación con la descripción del parque de pelota y el micrófono abierto para captar el barullo del público, parecía ulular de sirenas, como odas de Dioses que bajaban del cielo cuando describía las curvas de Sandy Koufax (82) zurdo y judío, delgado como una caña, fenómeno de la recta y un slider sonriente que se fue prematuro del beisbol por la maldita artritis, que nos robó a un elegido.

Sin proponerse nunca, Canel se adjuntó al descubrimiento de un periodismo nuevo por la radio, lo mismo que hicieron Truman Capote, Norman Mailer y Tom Wolfe en periodismo literario, ese que es una simbiosis entre periodismo y literatura para contar hechos reales, en el juego de un arte expresivo de la palabra, con estilo y técnica, para recrear la fantasía del mundo de oyentes.

Hoy, la tecnología infinita nos muestra hasta lo más mínimos detalles, en otra etapa influyente y hacen que el béisbol se familiarice con su sombra, con peloteros que llevan oro al cuello y cobran millones. Son artistas del diamante moderno como Benintendi, Bradley y Betts que tienen imán y visión de águila. Como Sale, Porcello, Price, Eovaldi, Kelly, Kimbrel, lanzadores de granadas, todos con la mirada de Alex Cora, manejador con mirada larga, de pocos años y sabiduría eterna.

Una serie mundial para vivirla, porque el amor al béisbol es una prisión. Enfrente Dodgers, que llegó sufriendo y arribó pese a su dirigente Roberts. Aunque los expertos aseguran que Clayton Kershaw ha venido a menos, que ha perdido velocidad, sigue siendo líder de la ilusión azul, pues su actitud tiene una música que fabrica sentimientos y en esta guerra, se vuelve al viejo adagio de los realistas: "somos lo que hacemos, no lo que pensamos o lo que sentimos". Salud, beisbol.

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