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JUAN MANUEL GONZÁLEZ

Las organizaciones de mujeres y los consejos en pro de la igualdad de género invitan a hombres para que se unan a su causa. Cuando organizan eventos enfocados a reclutar hombres, lo hacen con la esperanza de incluirlos en las discusiones acerca de la igualdad de género en el trabajo y en los esfuerzos por lograr una diversidad organizacional exitosa.

Las evidencias demuestran que, cuando deliberadamente se incluye a los hombres en los programas de inclusión de género, el 96% de las organizaciones avanzan muy rápido en sus objetivos, comparadas con el 30% de las organizaciones en las que los hombres no son requeridos. Hoy todavía son muchas las organizaciones que no hacen esfuerzos por incluir hombres en su objetivo por lograr la equidad de género.

Los intentos individualistas por resolver la desigualdad pasan por alto algunas causas estructurales sistemáticas e insisten que esto es problema sólo de mujeres, diciéndole a los hombres que no es necesario que ellos participen. Sin el fuerte soporte de los hombres, es muy poco probable el éxito en la eliminación de las disparidades de género. ¿Cuál debería ser una estrategia correcta?

Un estudio de McKinsey -McKinsey& Company es una de las organizaciones más fuertes en consultoría, contratada por las empresas e instituciones más importantes del mundo- muestra que, en un escenario totalmente potencial en el que las mujeres participaran en la economía en la misma proporción que los hombres, se agregarían anualmente 28 millones de millones de dólares (28 trillones de dólares) al producto interno global, comparado con el escenario actual de negocios en el que todavía participan muy poco las mujeres.

Sin embargo, incluir hombres en los esfuerzos por la igualdad de género no es tarea fácil -"Cómo el viejo decía…"- ni se resuelve con sólo invitar a los hombres a los eventos en pro de la igualdad. Estos esfuerzos muchas veces reflejan una actitud poco dispuesta por parte de quien los hace. El sexismo es un sistema y cuando este sistema privilegia a los hombres, también predispone el comportamiento de las mujeres hacia los hombres.

Por lo general, los hombres que se unen a las mujeres en sus esfuerzos por la equidad son hombres muy comprometidos en construir relaciones ganar-ganar con las mujeres y eliminan el sexismo tanto como les es posible, entienden el privilegio social que se les confiere por su género y demuestran esfuerzos muy activos para eliminar las inequidades de género en el trabajo y en la sociedad.

Comprensiblemente, muchas mujeres se muestran escépticas en los esfuerzos por incluir hombres en las organizaciones y eventos en pro de la igualdad. Las reuniones en estas organizaciones históricamente han ofrecido a las mujeres un sentido de pertenencia y camaradería, un lugar seguro para compartir experiencias y formular estrategias para lograr la equidad en el trabajo, lo anterior es extremadamente importante y los hombres que quieran participar con ellas lo deben entender.

Aquí muestro algunas recomendaciones para los hombres que son invitados a participar en organizaciones o grupos de mujeres, como aliados para participar en favor de la equidad de género, estas son las mejores prácticas para los hombres que quieren ser buenos colaboradores con las mujeres:

• Primero, ¡sólo escucha!! Escuchar las voces de las mujeres de una forma que inspire confianza y respeto es fundamental. Escuchar -la escucha de clase mundial- requiere generosidad, enfoque, sinceridad, empatía, rehusarse a interrumpir y dar un valor genuino a la disposición de ellas para compartir sus ideas y experiencias.

• Respetar el espacio. Las organizaciones en favor de la igualdad de género son a menudo lugares en los que se habla de exclusión, y discriminación. Muchas de las experiencias que se tratan ahí son dolorosas. Estas organizaciones les han dado a las mujeres una plataforma poderosa para compartir sus experiencias, dar soporte a otras mujeres y planear estrategias e iniciativas para la igualdad. Entra respetuosamente a estos espacios y antes de pronunciar una palabra sigue la primera recomendación.

• Recuerda siempre esto: estás para apoyar, no para reemplazar o usurpar. Pregúntales a las damas que asisten cómo puedes ayudar en los esfuerzos existentes por la igualdad. Abstente de ponerte en el centro del escenario, guarda una postura de bajo perfil y evita decirles a la primera cómo deben enfocar sus esfuerzos de igualdad género.

• Siéntete bien cuando te sientas incómodo por lo que escuchas. Aprender los retos profesionales de las mujeres te puede producir sentimientos de vergüenza o culpa y con ello causarte ansiedad. La solución: más interacción y aprendizaje, no menos.

• Comprométete en apoyar a las mujeres. Comparte con ellas tu capital social (influencia, información, conocimientos y recursos organizacionales) con los grupos de mujeres, pero pregúntales -no supongas- cómo puedes apoyar mejor sus esfuerzos.

• Recuerda las dos partes principales de una alianza con las mujeres. La parte fácil es expresar el menos sexismo posible. La parte difícil requiere que tomes acción informada, con bases. Cuando se requiera, tendrás que romper el statu quo.

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