En plena actividad del futbol americano y la postemporada del beis de las mayores, nos damos cuenta que estos dos magníficos deportes han caído en manos de la barbarie ofensiva, mariscales de campo que rebasan con facilidad las 300 yardas por aire e intentan más de 40 pases por juego y los corredores si tienen diez acarreos son muchos. Con las nuevas reglas de protección a los ofensivos los coaches le apuestan no tanto a evitar los puntos, sino simplemente anotar más que el rival y aquello se convierte en un festín donde el balón vuela de un lado a otro y profundos y receptores trabajan tiempo extra y terminan al borde del colapso cada partido.
Marcadores de 40 a 35 se hacen cada vez más normales y aquello de que "las grandes defensivas ganan campeonatos" se está quedando cada vez menos factible, muchachos ambiciosos con el brazo fácil y espíritu de pistoleros como Patrick Mahomes, Jared Goff y Deshaun Watson son el prototipo de estos quarterbacks que hacen surcar los cielos con sus continuas espirales en busca de jugadas grandes y mandando al diablo el juego conservador y académico.
Por lo que respecta al béisbol, la ley del garrote impera, cada vez es más raro encontrar en un line up a bateadores con .300 o más de porcentaje, solo 16 en las Grandes Ligas lograron llegar a la cifra mágica o superarla, pero ¿Qué tal con 30 o más jonrones?, ¡27! Todo mundo quiere darle vuelo al bat y producir rápido. Las carreras ahora se fabrican vía express, el toque de bola se está extinguiendo, a buscar la barda señores no importa que en el proceso de conectar cinco homerunes te ponches cincuenta veces. A pesar de esto todavía hay heroicos lanzadores como Jacob deGrom que terminó con 1.70 de los Mets y Blake Snell de Rays con 1.89 de efectividad, sin discusión deben de ganar su respectivo Cy Young.
Las muchedumbres quieren acción como en las pelis, autos volando, explosiones y balazos por doquier, nada de cine de arte, que nos permita reflexionar, en la actualidad vas al refri por algún tentempié y ya te perdiste dos touchdowns o tres carreras, es lo que vende lo sé y es lo que piden las audiencias de hoy, a los que añoramos los 17-20 en la NFL o los 2-1 en la MLB no nos queda otro remedio que adaptarnos a los tiempos violentos de grandes producciones ofensivas y sujetarnos el cinturón de seguridad para aquello de la mareada y subirnos a este tren desbocado que atropella cualquier intento de contención y nos atiborra de anotaciones.
El espectáculo sigue siendo bueno y sus ejecutantes grandes atletas, cada vez más preparados para las grandes proezas que gozamos cada semana. Y mejor termino esta colaboración no quiero perderme del gran show, hoy los juegos pirotécnicos no son al final del espectáculo, explotan e iluminan desde la primera entrada o primer cuarto.
