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Pensamiento vigente de Cosío

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

El mes de julio pasado cumplió 120 años de haber nacido don Daniel Cosío Villegas, hombre intelectual de gran talento, de elevada capacidad crítica sobre el desarrollo histórico de nuestro país.

Nació en la Ciudad de México el 23 de julio de 1898. Lo recordamos ahora, a 42 años de su fallecimiento (10 de marzo de 1976), para que las generaciones de hoy lo conozcan, pues es lamentable que muchos jóvenes y aún adultos de nuestro tiempo, ignoren la pródiga y trascendental obra bibliográfica de carácter histórico de este mexicano grande, de elevada estatura moral e intelectual, que cuestionó ácidamente el presidencialismo mexicano; su obra permite entender de manera clara el momento histórico que hoy vive México.

Leyendo a Cosío, considero, podrá encontrarse la razón y la causa de porqué el priísmo fue desplazado de la presidencia de la República en el año 2000 y en el 2006 por el panismo, y ahora en este 2018, de manera contundente y abrumadora por el morenismo; porque algunos podrán argumentar que Labastida, Madrazo y Meade, candidatos priístas en los procesos electorales de dichos años, no eran los idóneos para obtener el triunfo y que por eso se perdió; cuando lo cierto es que los vicios, defectos y errores del sistema, denunciados por Cosío en sus libros, explican el hartazgo y el cansancio de la población mexicana que ya no podía seguir soportando tan complicada y difícil situación. Por eso decimos que el pensamiento de Cosío está vigente y tiene actualidad.

¿Cómo explicar que el régimen que sustituyó al porfiriato, es decir el revolucionario, que tanta sangre y destrucción costó, hubiera terminado en poco tiempo en convertirse en un neoporfirismo?

Esta angustiada pregunta que se formula en su obra historiográfica, sigue teniendo plena vigencia. Acérrimo crítico del sistema político mexicano, de personalidad multifacética pues fue educador, sociólogo, economista, historiador, diplomático, de singular óptica para analizar y criticar los procesos políticos del México moderno y contemporáneo.

El mismo Cosío Villegas apunta en sus Memorias, las cuales tardaron dos años en terminarse (1976), que la elaboración de su obra historiográfica se debió no a un mero proyecto académico, sino a un intento personal por tratar de captar y explicar el proceso político, económico y social de México, que se inicia con el movimiento liberal de Juárez y concluye con la caída de Díaz, en su propósito de dar respuesta a aquella angustiante pregunta: El origen del fracaso de la Revolución debía encontrarse en su antítesis el porfiriato y el fracaso del porfiriato en algún punto brillante de su antítesis, la República Restaurada.

A la edad de 50 años comenzó a escribir los diez tomos de la Historia Moderna de México. (1955-1972). En sus libros, Cosío Villegas manifiesta su disgusto, angustia y decepción con la vida cívica del México de su tiempo, al constatar que a tres décadas de haber concluido el gobierno del general Lázaro Cárdenas, los vicios del antiguo régimen porfirista aún persisten.

En "La Crisis de México", explica el fracaso de la Revolución Mexicana para cumplir con sus promesas de justicia social y democracia política. El libro causó un gran impacto porque fue una condena de la clase política revolucionaria en su conjunto, por no haber sabido estar a la altura de las exigencias de la historia, propiciada por una estructura política basada en la irresponsabilidad, y en la impunidad de una presidencia sin contrapesos.

A don Daniel le gustó analizar los fenómenos políticos de México, enfocándolos desde arriba, desde las élites. En el interesante relato que hace de los procesos políticos mexicanos de finales del Siglo XIX y principios del XX, el pueblo aparece sólo como u telón de fondo, donde los únicos que tienen posibilidades de decisión son el Presidente, sus secretarios de Estado, los gobernadores, los legisladores, los militares de alto rango, los caciques y un puñado de "líderes sociales", de intelectuales y escritores que, con sus acciones y omisiones ofenden y pisotean la naturaleza democrática de la sociedad. Ellos eran los que estaban en la real posibilidad de ejercer una libertad política, relativa pero suficiente en el campo del poder.

Durante el sexenio de Echeverría (1970-1976), Cosío Villegas publicó una tetralogía de libros: "El sistema político mexicano"; "El estilo personal de gobernar"; "La sucesión presidencial" y "La sucesión presidencial: desenlace y perspectivas".

1.- En el primero, define el sistema político posrevolucionario como una "monarquía absoluta sexenal y hereditaria por línea transversal". Denunció el "tapadismo", la corrupción y la demagogia.

2.- En el Estilo personal de gobernar, se centró en la personalidad de Luis Echeverría Álvarez: "Los defectos del presidente se vuelven característica del sistema mismo". El autoritarismo hace que la patología del líder se transforme en patología del gobierno; entonces se trata de un sistema político enfermo. "Entre más se habla, menos se hace".

3.- Cosío concluyó que las características, el modo de transmisión de mando presidencial, el tapadismo, los estableció Cárdenas cuando se vio forzado a imponer su decisión ante la inminente victoria de Juan Andrew Almazán, frente a Manuel Ávila Camacho en las elecciones de 1940. Dijo que el tapadismo era el mayor proceso de manipulación y que había perfeccionado los mecanismos de exclusión de todos en la vida política. Este fenómeno se fue afinando hasta que logró neutralizar cualquier oposición. Esto lo dice en La Sucesión Presidencial.

4.- En el cuarto libro describió, como Echeverría destapó pre-candidatos ficticios, mientras se reserva la decisión final, explicando porqué López Portillo, su sucesor, tenía que romper con quien le había dado el poder.

Libros que en su momento generaron polémica entre intelectuales. Politólogos y políticos activos, porque Cosío criticó y externó las "mañas" del sistema en una época de mucha represión.

En sus últimos años, don Daniel, al mismo tiempo que supervisaba el avance de la investigación sobre la Historia de la Revolución Mexicana, volvió al ensayo, intentando un diagnóstico muy personal sobre la última etapa del "mal de la época": el presidencialismo. Ya estaba en eso a partir del trágico 68, en sus artículos semanales del periódico Excélsior, de Julio Scherer. De ese ensayo periodístico, trascendió al ensayo de fondo con la redacción de la tetralogía bibliográfica que en este Enfoque hemos analizado..

Para ese momento, el sistema político posrevolucionario había dejado atrás el "período clásico" y comenzaba a entrar en el período de su decadencia. Claros eran los indicadores: el 68, las guerrillas rurales de Guerrero y las urbanas del Distrito Federal o Monterrey; el caos fiscal del "populismo", la inflación, el déficit; la pésima distribución del ingreso. Total: la crisis del "desarrollo estabilizador".

Crítico liberal, Cosío Villegas enfocó sus baterías contra Echeverría, en lo que él llamó el estilo personal de gobernar. Para entonces, había logrado penetrar al círculo del poder, mediante una relación muy cercana con su "objeto de estudio": el presidente de la República y varios miembros de primera fila. Esa cercanía le permitió ver el poder desde sus entrañas, y sólo su indeclinable independencia intelectual impidió que ese contacto con un poder tóxico y peligroso para otros intelectuales, no terminara en cooptarlo, incorporarlo, hacerlo suyo.

Pero desde otro ángulo, la relación tensa con Echeverría y los suyos, propició que Cosío tuviese oportunidad de ver una presidencia autoritaria, lo que le permitió disparar con mayor tino los dardos venenosos de la crítica. Finalmente, Echeverría cayó en la irritación y la relación desapareció. En realidad, las críticas del escritor molestaron al Presidente, y Echeverría lo hizo saber por distintos medios, a grado tal que Cosío consideró dejar de escribir. Sobre el particular, se cuenta que Víctor Bravo Ahuja, secretario de Educación, se presentó con Cosío diciéndole que su esposa le había pedido dijera a Cosío no dejara de escribir. A la postre la esposa de Bravo Ahuja resultó ser el mismo Echeverría, quien tuvo que bajar de su pedestal y hablarle al intelectual para decirle "siga escribiendo, maestro".

Daniel Cosío Villegas fue miembro y después Director del Fondo de Cultura Económica; por gestiones que hizo ante el presidente Lázaro Cárdenas, éste permitió que llegaran a México los exiliados de la Guerra Civil Española, en 1936; y con algunos intelectuales de éstos y con Alfonso Reyes, fundó la Casa de España, que después se convirtió en el Colegio de México, del cual Cosío Villegas fue miembro fundador y posteriormente su Presidente.

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