La música fiel acompañante de las personas en los momentos que uno empatiza con la melodía o la letra de lo que se expresa. No se trata de un mero adorno ambiental o un capricho de aquello para calmar el silencio de los espacios, así como hay diferentes tipos de lenguaje la música y las letras son en su forma más esencial una manera sutil de comunicar mensajes profundos, cubiertos por rimas y metáforas que entrar en lo recóndito de las personas.
Quizá es por ello que al identificarnos con alguna canción podemos sentir aquello que el autor quiso decir, sentirnos empáticos con él. O un caso más complejo, sentirnos identificados con la melodía, donde no hay palabras y la interpretación personal es el único medio que no hace entender aquello que es complejo expresarlo de otra forma.
Existe música que nos alegra y engalana ocasiones especiales, también está aquella que nos permite relajarnos y estar en un estado ánimo tranquilo y resulta más sencillo identificarla porque en lo general la reacción que tenemos al escucharla es de agrado. Pero en la música no se tratan únicamente los sentimientos placenteros, también cuando la emoción es compleja de digerir las formas que se presentan para hacerlo pueden ser las más variadas: la tristeza, añoranza o melancolía en si no son malas, son necesarias y es bueno tener la habilidad de identificarlas y saber qué hacer con ellas.
En este saber que hacer se encuentra el crear algo con ellas, el Jazz y El blues representan ello, si bien sus historias son distintas coinciden en la emotividad de sus letras y sonidos, la claridad con la que sus instrumentos dicen aquello que todos podemos sentir, pero no siempre externamos. Y precisamente en esa cuestión se encuentra la capacidad intuitiva de identificarlos en algo externo como una canción y después relacionarlo con algo propio.
Aunque este tipo de música es más socorrido en otras partes del mundo, en México existen pequeños festivales de Jazz y Blues, algo más locales y orientados al gusto regional. Lo cual permite hacer más significativa la forma en que identifica.
En días pasados se llevó a cabo el festival de Blues y Jazz del Desierto en el Centro Cultural Vito Alessio Robles, en la ciudad de Saltillo Coah. Hubo invitados tanto de la misma ciudad como de otros puntos de la república. Música de guitarra, canto y experimentación fueron los anfitriones de la noche, así como una serie de pequeños eventos que giraron en torno al tema, con una mediana asistencia de público, pero lo más impactante fue la vibración del sonido en el recinto.
Voz y melodía llenaban cada espacio con tal presencia que dejaba de ser relevante la cantidad de público y cada quien se dedicaba a ser parte de esa conexión entre ambiente y sentimiento.
