México, entre el terror y el horror
El cineasta Quentin Tarantino con sus filmes bañados en sangre, igual que las más taquilleras películas de terror y horror han quedado rebasados. La ilusión ha superado la realidad, mientras tanto, quizás porque el fenómeno de la violencia ha ido de menos a más, y ha cambiado frecuentemente de locación; con excepción de algunos puntos geográficos donde han permanecido por largo tiempo, aparentemente nos hemos acostumbrado.
Apenas no levantamos con la noticia de la balacera en Garibaldi, cuando nos sorprende el tráiler de la muerte con locación en escenarios naturales aledaños a la ciudad de Guadalajara, donde seguramente residen los villanos de la película (CJNG); y al siguiente día nos llega la “El tráiler de la muerte 2”, cual si fuesen películas del más puro horror.
La información acerca de los dos tráileres itinerantes destapa la cloaca de la ineptitud, la corrupción, la indiferencia, la simulación, y/o tal vez la falta de inteligencia y de organización de nuestro sistema judicial, para resolver el grave problema que representa para nuestra sociedad la delincuencia organizada. Aunque sería injusto atribuir abulia, ineptitud y torpeza a quienes tienen como el deber de velar por la seguridad de la ciudadanía, pues el miedo no anda en burro, y sólo quien se ha enfrentado a grupos criminales sabe lo que es el terror, el pánico, el miedo intenso que impide pensar, y sólo instinto de supervivencia es quien domina el actuar.
No obstante la crudeza de la nota y el horror que implica, no pasan desapercibidos otros eventos de violencia que se dan diariamente a lo largo y ancho de nuestro territorio; tampoco ignoramos los reclamos que ha recibido AMLO en su “Gira de agradecimiento” por los megaproyectos mineros en BCS, así como de las actividades legislativas, tales como el punto de acuerdo para dar seguimiento a los casos Odebrecht y Estafa maestra, y también de las pillerías que pretendió hacer el vividor del gobierno chiapaneco, Mario Carlos Culebro Velasco, quien ahora, después de 18 años de “trabajo” quiere una pensión vitalicia por más de 24 mil pesos mensuales por vejez a sus 59 años de edad.
Sin importar de qué índole sea: la opacidad en la Sedatu en el gasto de 21 mmdp; la opacidad en tarjetas por el sismo; los tres funcionarios de Pemex en la mira de la SFP por irresponsabilidad administrativa y corrupción que resultó en presunto daño patrimonial con un costo de 6.3 mdp a la Empresa Productiva del Estado; las 90 propiedades (40 en México y 50 en el extranjero) de Duarte y Macías, el ex gobernador de Veracruz y su esposa Karime encontradas hasta ahora; la inminente destitución de Romero Deschamps por parte del STPRM; los 140 mdp que Isamal Deras, ex gobernador de Durango dejó en el limbo, vía venta de terrenos que luego Jorge Herrera Caldera, otro ex gobernador, quiso vender. ¡Ah, entre ratas te veas! Como estas notas y otras más, a cual más de escandalosa se vive en México
No obstante este maremágnum de noticias, los mexicanos tenemos algo a favor: No hemos perdido nuestra capacidad de asombro; y eso es bueno, porque el acostumbrarse a todo lo negativo, a todo lo malo es endurecer el corazón, implica insensibilizarnos; es menguar nuestra calidad humana: nuestra esencia.
Hacernos indiferentes a los avatares de la vida política es hacernos cómplices de los delincuentes, de los políticos mentirosos; es dejarnos llevar por la inercia de la inacción, por el río de la pereza crítica… o ¿usted qué piensa?
Héctor García Pérez
Comarca Lagunera
