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Costo energético que ahorca

NUESTRO CONCEPTO

Uno de los principales insumos de las empresas es la energía, particularmente la electricidad y el combustible. Como tal, una buena parte del gasto de la iniciativa privada se va en garantizar el flujo eléctrico y la gasolina, el diesel o el gas. En los últimos meses, representantes del sector industrial mexicano han ido levantando la voz cada vez más fuerte por el incremento que consideran desproporcionado en las tarifas eléctricas y la imparable alza en el precio de los combustibles.

La administración de Enrique Peña Nieto, que está por cerrar, no ha respondido hasta ahora con claridad y contundencia a los reclamos de los empresarios, a pesar de las promesas hechas a la hora de impulsar sus reformas económicas.

El presidente de la República, sus funcionarios y los legisladores priistas que lo apoyaron dijeron sin titubeos que las reformas iban a propiciar que el precio de los energéticos bajara, gracias la competencia y a la inyección de capital privado en las industrias eléctrica y de hidrocarburos. Sin embargo, a tres años de la aplicación de las reformas, la realidad no le ha dado la razón al presidente ya que la electricidad para las empresas y los combustibles no sólo no están más baratos, sino que han elevado sus precios considerablemente.

Las explicaciones que han dado hasta ahora las autoridades se basan en dos factores: alza en el precio internacional de hidrocarburos y depreciación del peso frente al dólar. No obstante, la atenta observación al comportamiento de estos precios y su relación con los de los insumos deja muchas dudas.

El petróleo y el tipo de cambio han tenido variaciones en los últimos años y, en general, mientras las bajas no traen como consecuencia disminuciones en luz y combustibles, las alzas en precios del crudo y el dólar se reflejan de inmediato, incluso en proporciones mayores.

Este hecho ha llevado a analistas e integrantes de la Iniciativa Privada a cuestionar las verdaderas causas de los incrementos. Una hipótesis que se basa en la coincidencia de la contención de precios con el calendario electoral apunta a que existe una manipulación política de este comportamiento con la finalidad de incidir en el ánimo de los votantes. Pero otro planteamiento se va más por la vía del inadecuado esquema fiscal existente en México y el deterioro de la infraestructura energética nacional.

Cualquiera que sea la causa principal, el futuro gobierno de Andrés Manuel López Obrador enfrentará el reto de buscar garantizar precios más razonables para la población y las empresas con miras a mejorar la competitividad y no dañar más el ya de por sí afectado patrimonio particular de los mexicanos.

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