La afición asistió al estadio Corona en viernes, más temprano de lo habitual para estos días, con la motivación de saber que un triunfo pondría a sus Guerreros en lo más alto de la tabla general.
Es viernes y el futbol lo sabe, los aficionados laguneros también. Desde hace algunos años, ya no es el horario habitual para encender las luces del estadio Corona, pero viendo la oportunidad de subir a la cima de la tabla general, los santistas respondieron al llamado del estadio Corona.
Apresurando el paso, los aficionados llegaban al estacionamiento, teléfono en mano, comunicándose con los amigos, familiares, vecinos de tribuna, todo el mundo tenía prisa porque los Guerreros eran los primeros invitados a la fiesta de la jornada 12, así que hubo ajustes en el horario laboral, para poder llegar al Corona en tiempo y forma. "Llegamos tarde, papá", reclamaba el pequeño vestido con su camiseta verde y blanca, a su progenitor que lo llevaba de la mano, asintiendo ante el reproche del menor.
Rápido a hacer fila y ahí mismo apuraban el trago a la bebida espumosa, ya que saliendo de la chamba, poco tiempo hubo para llegar por la rigurosa rubia hidratante, así que el reloj apremiaba para acabárselas, porque "si no, se calientan". Hora de entrar al estadio y aguantar el sol un ratito, pero todo se olvida al ver entrar por el túnel a los once elegidos para vestir la camiseta Albiverde y mantener el paso invicto en casa durante el actual torneo, además de extender a 10 partidos la racha sin perder en el Corona.
No tardó mucho el primer festejo, luego de un breve "tiqui - taca" de la letal dupla sudamericana con la que cuenta el ataque santista, finiquitando la jugada el argentino Furch con un pase a la red, que detonó el primer festejo de los presentes en la tribuna.
Se preguntaban los laguneros cuántos más caerían durante el primer lapso, pero grande fue su sorpresa al ver a un Atlas que tomó el control del partido y lejos de caer en el desánimo, buscó responder al golpe sufrido por parte del líder goleador del campeonato, sin embargo, la anemia ofensiva de los tapatíos quedó de manifiesto una vez más, al ser incapaces de amenazar el marco defendido por el recuperado Jonathan Orozco.
Apenas iniciando el segundo lapso, Osvaldo Martínez movió las redes y puso fin a su sequía durante el actual torneo, desencadenando un nuevo festejo local y poniéndole hielo al partido, hasta que llegó un cabezazo del estadounidense Omar González para darle esperanzas a los Rojinegros. Surgió entonces el jugador número 12 para impulsar al equipo Albiverde hacia una nueva anotación, la cual llegó por vía aérea, desde la testa de Jonathan Rodríguez, quien no se quiere despegar de Furch en la tabla de goleo individual.
Ya con la tranquilidad de la ventaja de 2 goles, la afición se relajó y dio comienzo a su fiesta particular, encendiendo las lámparas de sus teléfonos celulares y entonando un ensordecedor "dale campeón, dale campeón", Jonathan cerró la cortina y "Chava" Reyes hizo ingresar al ecuatoriano Preciado y al colombiano Cetré, quienes tuvieron oportunidades frente al marco tapatío, pero no pudieron concretar sus jugadas para convertir el resultado en goleada.
La Komún, de regreso en la tribuna, cantó hasta que llegó el silbatazo final, con el que los aficionados colocaron una sonrisa en sus rostros, al romper una racha de 6 años sin derrota para el Atlas en Torreón. Todos felices a casa, algunos a terminarse "el cargamento" en el estacionamiento del TSM, prolongando esa sonrisa del triunfo hasta el momento de ir a dormir, sabiendo que este sábado, los Guerreros amanecerán en la cima de la tabla general.
