Los datos sustraídos en la incursión cibernética registrada en octubre de 2016 incluyeron nombres, correos electrónicos y números de teléfono de 50 millones de clientes de Uber en todo el mundo.
Los piratas cibernéticos accedieron también a la información personal de unos siete millones de conductores, incluidos unos 600 mil números de licencia de conducir emitidas por las diferentes entidades de Estados Unidos.
La compañía ocultó la violación de sus sistemas computacionales y el hurto de la información y prefirió pagar a los piratas informáticos unos 100 mil dólares para que borraran los datos sustraídos y mantuvieran la incursión en secreto.