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Chumel y el presidente

SIN LUGAR A DUDAS...

PATRICIO DE LA FUENTE
El sentido del humor consiste en saber reírse de las propias desgracias”.

— Alfredo Landa

Hace algunos años, cierto amigo y profesional de los ecosistemas digitales me invitó a moderar un “Google Hangout” (encuentro) entre Gabriel Quadri, candidato a la Presidencia de la República, y diversos “influencers” a los que no conocía.

Tampoco me era familiar el término ni adivinaba en dónde podía radicar la influencia de dichos chavos. Como muchos, antes de incursionar de lleno a las redes fui aprendiendo sobre la marcha.

Entre tales jóvenes se encontraba Chumel Torres, un norteño simpático, dicharachero y poco conocido que participó ese día sin mayores aspavientos. Terminada la reunión estuve platicando generalidades en la banqueta en compañía de Chumel y he de confesar que no me impresionó gran cosa ni le adiviné mayores talentos.

Ironías de la vida, hoy Chumel Torres es uno de los “Youtubers” más importantes del país. Tal ha sido su éxito que hace días logró lo que ningún periodista pudo hacer en seis años: conseguir que Enrique Peña Nieto grabara un sketch cómico y llegara al extremo de burlarse de sí mismo.

El Pulso de la República, conducido por Chumel, es un noticiero transmitido por Internet que además de contar con millones de visitas, genera importantes ganancias económicas. Como muchos emprendedores, Chumel Torres entendió que aunque el camino no es fácil, los contenidos digitales pueden ser una mina de oro cuando sabemos capitalizarlos a nuestro favor.

Torres logra combinar sapiencia digital con un estilo fresco y desenfadado para analizar las noticias y presentárselas a su auditorio de manera distinta. De acuerdo, no es periodista, tampoco inventó el hilo negro porque poco hay nuevo bajo el sol cuando de modelos de comunicación se trata.

Quizá, como muchos, Chumel Torres es un copista de formatos que han probado ser exitosos en Estados Unidos, Inglaterra y otros países, pero lo cierto es que supo “tropicalizarlos” y adaptarlos a los clichés del mexicano.

Pero también otros jóvenes y otros ya no tanto, lograron entender la coyuntura política del momento y el que miles buscaban justo eso: algún contemporáneo que pudiera mofarse de la realidad nacional, en ocasiones predecible y aburrida, y fuese narrándola desde lo irreverente y chusco.

Hacia 2012, las redes sociales eran ya parte fundamental de nuestras vidas. Recordemos que la campaña de Barack Obama fue precursora en redes, particularmente en lo que a Facebook respecta y de ahí, por imitación, vendrían otras.

Ello, la importancia de Internet, lo entendieron a priori estrategas políticos y digitales, avocados a generar y segmentar contenidos que impactaran a diversas audiencias, particularmente a los jóvenes, un sector que se percibía erróneamente como desinteresado y apático de la cosa pública pero no así del Internet.

Algunos buenos amigos trabajaron en distintas áreas del Gobierno, en concreto homologando la comunicación y el modelo digital entre las distintas dependencias federales.

También, desde la propia Presidencia de la República se creó una oficina con rango de subsecretaría encargada de generar contenidos para Internet y digitalizar los procesos gubernamentales. Debo reconocer que en ciertas aspectos hicieron un gran trabajo.

Recuerdo con de risa y en buena lid que al comienzo del sexenio, tales amigos me invitaban a eventos digitales hasta que como ha sido costumbre, mis críticas al Gobierno y al propio presidente subieron de tono.

Pese a ello, sostengo lo que les dije hace seis años. Iba más a menos así: “tu presidente está encapsulado en un crisol, urge humanizarlo, hacerlo cercano. Los políticos impostados hoy no sirven, porque aunque políticos, también son un producto que hay que saber vender. El empaque importa. Las formas tan de los setenta, ese estilito Altacomulco de tiempos del profesor Hank, eventualmente se les va a revertir. Entiendo que Peña Nieto nunca será un rockstar de la política, está a años luz, pero tienen que hacerlo cercano a los jóvenes, su mayor Talón de Aquiles. Lleva meses escondido en el baño de la Ibero real y figurativamente. Esa idea de la investidura presidencial que tiene está total y completamente mal entendida. Demasiada formalidad e impostura, debe relajarse. Anímenlo a usar redes sociales, pero en serio. Rompan el crisol antes de que sea demasiado tarde.”

Y sí, el presidente tardó seis largos años en entender y qué caro le salió no haber sabido comunicar.

Bien por Chumel y bien por Peña Nieto al haberse atrevido. Sí, el presidente tiene alma y un gran sentido del humor. Lástima que nunca lo vimos…

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Escrito en: sin lugar a dudas

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