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El peluquero palestino

DAVID PÉREZ

Adel es dueño de una peluquería en Vizcaya (norte del Estado español). Cuando está solo, en la pantalla del local se reproducen noticias y videos en árabe -su lengua materna-, cuando llegan los clientes, cambia a videos que están en la plataforma de YouTube para hacer oír: reggaetón. Hace doce años salió de su nación de origen donde administraba una tienda. Con un castellano bastante fluido comparte experiencias con los clientes. En el local hay una certificación enmarcada que le acredita como peluquero. El documento dice estar firmado por el rey Felipe VI.

-¿Tú sabes dónde está Palestina? -pregunta el peluquero. -Sí, claro, a un lado de Israel -respondí. El peluquero interrumpe su faena con un gesto de desaprobación. -No, a un lado no, Israel está sobre -dice contundentemente-. Tú debes saber -me instruye- que Israel como Estado existe hace 70 años, Palestina existe desde hace mucho más. -Oye, ¿pero en ese territorio también hay judíos desde hace más de 70 años o no? -pregunto. -Sí, también -responde y con un gesto muy serio continúa con su oficio actual.

Antes de preguntarme por mi nacionalidad pregunta por mi nombre, se lo digo, y me dice sonriendo: -¡Claro, eres judío! -No lo soy -respondí rápido y seco. -No hay problema, no tengas miedo, no pasa nada -dice con voz calmada y amigable. -No tengo miedo, simplemente que no lo soy, mi apellido termina con la letra zeta no con ese, mi nombre no me lo dieron por referencia a la cultura judía, yo nací en lo que hoy se conoce como los territorios del Estado mexicano -argumento. Adel sonríe e insiste: -no hay problema lo que seas.

Decidí sonreír y no ahondar más en el tema de la "nacionalidad", parece que no podré convencerlo de que no tengo orígenes judíos, o no le importa mucho de dónde soy, o le importa más no perder un cliente, no lo sé. -Yo tengo muchos amigos judíos, una cosa son los gobiernos y sus políticas y otra son las personas, -insiste en calmarme. Antes de despedirme le mostré el documento oficial que acredita mi nacionalidad de origen y dijo: -aquí no hace falta-. Con su actitud ganamos un poco de confianza y continuaron las conversaciones.

Sigue hablando de su vida cotidiana: -donde yo vivía había muchos judíos y no había problemas, el problema era cuando tu estabas trabajando y de pronto armas, balas y entonces había que cerrar la puerta de la tienda, y taparte con esto -señala con la mano un pilar que sobre sale en la pared. Mientras narraba su escena de violencia en su antiguo lugar de trabajo yo pensaba en las similitudes de las violencias -que por procesos distintos- hoy también invaden los espacios laborales, escolares, de espectáculos, etc., en México.

Adel, en sus reflexiones sobre la situación política y los escenarios de violencia en Medio Oriente, es muy duro con los problemas y suave con las personas. Es muy expresivo en su forma de hablar, sus palabras en castellano casi le estorban para expresar su molestia con lo que él considera un cúmulo de intereses de algunos grupos, locales y extranjeros, que ejercen el poder en los gobiernos; y al mismo tiempo, narra sus relaciones cercanas con aquellas personas que, en principio, por ser diferentes y por los procesos de violencia en común, tendrían que ser sus enemigos.

La relación costo-beneficio -por el producto que ofrece- es regular. Cobra nueve euros y el corte no es ni tan bueno, ni tan malo. En la relación personal y el intercambio cultural los clientes salen ganando y Adel poniendo de más. A su peluquería acuden migrantes del mismo Estado español que llegaron al País Vasco por trabajo, migrantes de distintas naciones africanas, adolescentes vascos, migrantes de las Américas y otros parlantes de árabe. Es verdad que al inicio unos a otros nos vemos con cierta extrañeza, pero el peluquero se encarga de hacernos conversar entre todos.

En algunos medios de comunicación se utiliza la idea de una migración masiva. Se caracteriza como una "invasión" o como una "oleada" de gente que llega a "explotar" los recursos nacionales -a veces no se sabe si se habla de la migración actual o del colonialismo de otras épocas-. La migración forzada también tiene el potencial de ser una "oportunidad" para las sociedades receptoras. Llegan muchas personas trabajadoras que se integran a la economía formal, abonan al sistema de pensiones y un porcentaje hasta crea empleos. Sin embargo, estas "oportunidades" no deben facilitar el olvido de las causas de la migración forzada.

Twitter: @davidsecular

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