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Servicios sanitarios y a veces verdugos

Errores que cuestan dinero y vidas

Servicios sanitarios y a veces verdugos

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Fabio Pérez Vázquez

A nivel global, 421 millones de individuos son hospitalizados cada año y durante su estancia en los nosocomios se registran alrededor de 42.7 millones de eventos adversos.

No es nada extraordinario y sí sumamente delicado que la Organización Mundial de la Salud tenga a la inseguridad del paciente como un grave problema de salud pública.

Un dato que plantea la propia OMS puede ayudar a dimensionar la situación: la probabilidad de que una persona que viaja en avión sufra algún daño es de uno por cada millón de pasajeros; mientras tanto, del lado del sector sanitario, uno de cada 300 pacientes sufre daños ocasionados por la atención médica.

La preocupación es real. Véase una actividad supuestamente en extremo peligrosa: formar parte de la nómina de una central nuclear. Pues bien, el historial de seguridad de esos complejos en los que se trabaja con radioactividad supera con amplitud al de los servicios sanitarios que se prestan a convalecientes.

Los daños causados a enfermos en instalaciones destinadas a su cuidado ocupan la décimo cuarta posición en la lista de causas de morbimortalidad (interrelación entre defunciones y causas médicas que las producen) a nivel mundial, esto los sitúa en un nivel similar al de males como la tuberculosis y el paludismo.

A nivel global, 421 millones de individuos son hospitalizados cada año y durante su estancia en los nosocomios se registran alrededor de 42.7 millones de eventos adversos.

Uno de cada diez pacientes sufre algún tipo de perjuicio mientras está siendo atendido, a consecuencia de actos como errores o efectos no considerados. Entre los investigadores de los problemas sanitarios se considera que la mitad de los incidentes son prevenibles.

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Foto: Shutterstock

Luego de un análisis de la frecuencia y de las opciones de prevención de estas desafortunadas praxis, con datos de 26 países de ingresos medianos y bajos, la tasa de eventos adversos se ubicó en el 8 por ciento. La investigación concluyó que 83 de cada 100 incidentes se podrían haber evitado, y que 30 de cada 100 causaron la muerte al paciente.

UNA FORTUNA

Prácticas con un potencial enorme para dañar son la falta de seguridad en la prescripción de medicamentos y los errores de medicación. Las dos se producen en todos los sistemas dedicados al bienestar físico, mental y social sobre la Tierra.

El costo global de los errores de medicación asciende a 42 mil millones de dólares anuales. Esa cifra representa casi el 1 por ciento del gasto mundial destinado al sector salud, y eso que no considera mermas relacionadas por conceptos como pérdidas de ingresos para los trabajadores, costos sanitarios y disminución de productividad.

Estos yerros se presentan cuando hay deficiencias en los procesos de medicación, o cuando los trabajadores sanitarios están muy cansados o cuando el servicio salutífero se presta en un entorno laboral inadecuado, entre otros escenarios.

El riesgo de fallar está presente desde el momento en que se hace la receta, pasando por la etapa de suministro del fármaco y hasta llegar al seguimiento que se hace de la evolución del enfermo. Los errores pueden causar malestares e incapacidades graves y hasta fallecimientos.

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Enfermera atiende en una sala de emergencia improvisada. Foto: EFE/Cristian Hernández

El 15 por ciento de la actividad y del gasto total en los hospitales de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, de la que forma parte México, es consecuencia directa de eventos adversos. Tan sólo entre los miembros de la OCDE el costo global de los daños infligidos a pacientes asciende a miles de millones de dólares anuales.

CONTAGIO

Como se dijo al principio, no es nada extraordinario pero, sí es sumamente delicado, más si se considera que el 14 por ciento de los hospitalizados en el mundo contrae una infección en esos espacios de sanidad.

Cada año, cerca de 3.2 millones de convalecientes en la Unión Europea adquiere algún tipo de mal en un centro de salud y unos 37 mil de ellos fallecen por esa causa.

En este renglón hay una oportunidad. El volumen de incidentes podría reducirse hasta en un 50 por ciento si se emplearan medidas preventivas tan simples como lavarse bien las manos.

La cirugía es otra de las áreas en las que hay mucho margen de mejora. Esta especialidad todavía genera tasas elevadas de morbilidad y mortalidad.

Cada año, al menos 7 millones de personas que pasan por la sala de operaciones sufren complicaciones quirúrgicas discapacitantes y más de un millón de ellas acaban sin vida. La buena nota es que las tasas de mortalidad perioperatoria y relacionadas con la anestesia han disminuido en los últimos 50 años. La mala es que siguen siendo de dos a tres veces más altas en países de ingresos medianos y bajos en comparación con los de ingreso elevado.

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Foto: Pinsdaddy

PANORAMA

Cuando se trata de garantizar la seguridad del paciente no hay nación que no sufra. En Estados Unidos, por ejemplo, cinco de cada 100 adultos son víctimas de errores de diagnóstico en centros de atención ambulatoria.

En otros países se han detectado yerros a la hora de definir padecimientos en el 3.6 por ciento de las consultas de atención primaria que se brindan. En revisiones de historiales de hospitalizados se han observado tasas de diagnósticos errados que van desde un 6 hasta un 17 por ciento.

Un área que puede resultar especialmente dañina no sólo para los enfermos sino también para los profesionales sanitarios es el del uso en medicina de radiaciones ionizantes. Cada año se realizan más de 3 mil 600 millones de radiografías, una de cada diez retratan el interior de infantes, 37 millones de procedimientos de medicina nuclear y 7.5 millones de sesiones de radioterapia. Los equipos que emiten radiación deben ser empleados por personal formado en esa labor y seguir los protocolos.

En la atención primaria, las equivocaciones administrativas asociadas a los sistemas y procesos de prestación de servicios son el tipo de fallo que se notifica con mayor frecuencia. En el papeleo se encontrarían, por lo bajo, cinco y, por lo alto, 50 de cada 100 errores médicos.

La inversión en la seguridad sanitaria, además de acarrear un significativo ahorro económico, puede contribuir a mejorar la condición de los convalecientes. En Estados Unidos, destaca la OMS, las mejoras en este rubro implementadas en el periodo 2010-2015 se tradujeron en economías por 28 mil millones de dólares.

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