Vivimos en un universo distinto, para bien o para mal, donde el ego ha pasado a ser la principal atracción, donde el arte de mirar ha cambiado, donde el pasado descuelga de una ventana y donde los individuos se crean sus personajes a la medida, con auxilio de una vida paralela, con apetencias diversas que van desde ilusiones hasta recuerdos y frustraciones a una zona intermedia.
Así, dejamos de ser aquellos impresionables y los 273 cadáveres que paseaban en Guadalajara, la violencia previa al clásico regio, las violentas aguas desbordadas sobre Mochis y Culiacán, el triunfo de Tiger Woods, las acusaciones sexuales sobre Woody Allen, las renuncias de los obispos chilenos por encubrir pederastia, son solo sucesos del día con día. Son notas que se esfuman.
Es porque el hartazgo nubla ya las entregas noticiosas y sin ideas mejores para la presentación, los medios miden no su rating, sino su abandono, por lo que deben apuntar hacia las series de los ídolos que han marcado época, para mostrar en la tv sus miserias y el calvario que han descifrado. Será tal vez porque al medio en general le hacen falta nuevos héroes y rumbos diferentes para mirar.
Toda la semana se dieron detalles y especulaciones del clásico regio, que terminó siendo un nembutal y en general las predicciones de los expertos fracasaron y parece más acertado el brujo de la serie Vikings, solo que éste abusa y se muestra violento y altanero, sobre todo con la bella Ladgerda, que igual lleva con ella un río completo de engaños y está amenazada de muerte.
Los comunes locales fuimos a la convocaría de siempre, igual para ser como un equipo de fantasmas sin empleo, que solo puede mirar a los costados porque los precios de comida y bebida parecen de un lugar en París en el TSM. Enloquecidos por la asoleada se escucha que los precios para América y Rayados será al doble de lo que hoy se paga. ¿es la Champions o el Santos Laguna de la MX?
Y en el empastado cuajan las ideas de que hay quienes están destinados por su manera de ser y actuar, de encararse a la vida a convertirse en personajes novelescos, como el cacique de Celaya que hoy no sale y vaya que se nota su falta pues se ha perdido la coordinación y con ello se fueron también las ideas, con el resto tratando de encontrar la manera de conectarse y coincidir, a falta de su clutch.
De acuerdo que nadie es indispensable pero Gallo Vázquez, mitad jugador-mitad máquina pesa demasiado en el ajedrez verdiblanco a pesar del esfuerzo de Rivas Gilio, que se acostumbró a lo básico y no arriesga ni un centímetro más, ni pisa el área, ni trota por caminos de ambición para explotar de una buena vez sus condiciones. A Santos le faltó con Veracruz, salir de sí mismo, ser otro, con futbol de mayor fantasía. Salvador lo sabe bien y cuando menos ya se atreve a llamar a las cosas por su nombre ante sus jugadores de mirada adormecida, cuando urge que sean encantadores de serpientes.
