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EDUARDO SEPÚLVEDA

Tan esperado era el clásico en la ciudad de Monterrey para que al final se hablara de todo menos del partido.

Una persona quedó en riesgo de perder la vida luego de la agresión que sufrió antes de que el balón comenzara a rodar en Monterrey; dos bandos chocaron en un espectáculo lamentable captado por teléfonos móviles, un espectáculo que nada tiene que ver con futbol.

Vendrán ahora las críticas al deporte más popular del mundo, a una importante ciudad del norte del país, a las aficiones de dos de los equipos que se han hecho protagonistas en épocas recientes en el futbol mexicano. Incluso, hay quien culpa a un sector de la prensa, a directivos de los clubes, a las autoridades. Pero la educación viene de casa, no hay que olvidar.

¿Qué han hecho los padres de esos jóvenes que pegan con lo que encuentren y donde se topen sólo por apoyar a equipos de diferentes colores? ¿Por qué no ha llegado a ellos la claridad de saber que, gane quien gane, el aficionado poco puede hacer?

Hoy una vida corre peligro por la percepción errónea de un deporte que si se hizo popular fue para hacerlo lúdico, no escenario de cruentas batallas.

¿Quién gana con la muerte de un aficionado en el futbol?, puesto en cualquier parte del mundo. ¿Por qué llegar a un extremo como éste?

El problema no es de Monterrey, es del futbol mexicano.

La violencia ha permeado de a poco, en algunas sedes más que en otras, pero cada vez es más común apreciar intolerancia por vestir playeras diferentes. Hoy hay niños que no quieren ir a un estadio por miedo. Pronto, los visitantes no tendrán cabida... y tal vez tampoco las familias.

En redes sociales como Facebook hay páginas que se dedican única y exclusivamente a descalificar a aficiones y equipos rivales. Incluso, hay una para los puros equipos del norte del país, (Tijuana, un poco relegado).

Y aunque muchos argumenten que es broma y que el que "se lleva, aguanta", esas "bromas" no todos la entienden de la mejor forma y se convierten, en muchos casos, en el inicio de lo que será un odio irracional, que luego podría derivar en agresiones como la de ayer.

El joven que hoy se debate entre la vida y la muerte (de 21 años de edad), posiblemente salió de su casa sin saber que no regresaría a dormir. Y en su "juego" de pelear con los rivales, quedó tendido en el pavimento de una vialidad, expuesto, semidesnudo, ultrajado en sus garantías individuales. Sin amigos que se detuvieran a ayudarlo; y una manada de "rivales" abandonando la escena del crimen antes de que alguna autoridad se hiciera presente.

¿Qué futuro le depara al futbol mexicano si hoy las autoridades deportivas no toman medidas drásticas? La violencia no es exclusiva de los equipos regiomontanos. La hay en diferente medida en muchos estadios de la república. Incluso en el Corona.

Algo se tiene que hacer para que este espectáculo no se lo roben los que menos están interesados en el deporte.

Es una locura... y no, pensar que nos roban el futbol.

En el campo, en Torreón, Santos Laguna fue incapaz de golear (así lo veíamos muchos) a un rival "débil". Bueno, ni siquiere pudo ganarle y en una de esas se salvó de la derrota ¿Se confió o el empate en casa obedece a una paridad entre los equipos de la Liga MX?

¿Le seguimos? @Foko_54/

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