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Por sus hijos, padres del Rébsamen ayudan

De esa tragedia nació Brigada Amigos, la cual apoya a afectados por los sismos

Por ellos. Forman una cadena humana para bajar donativos destinados a los damnificados del sismo del año pasado; iniciativa de la Brigada Amigos, conformada por los padres para honrar la memoria de los niños fallecidos en el derrumbe del Colegio 'Enrique Rébsamen'. (EL UNIVERSAL)

Por ellos. Forman una cadena humana para bajar donativos destinados a los damnificados del sismo del año pasado; iniciativa de la Brigada Amigos, conformada por los padres para honrar la memoria de los niños fallecidos en el derrumbe del Colegio 'Enrique Rébsamen'. (EL UNIVERSAL)

AGENCIAS

El monumento a La Familia, ubicado en la esquina de División del Norte y Acoxpa, se convirtió en un altar. Los padres que perdieron a sus hijos en la tragedia del Colegio Enrique Rébsamen lo decoraron con arreglos de flores blancas, pancartas, fotos y velas. Se alzó en memoria de los 19 niños y siete adultos que fallecieron en esa escuela después del sismo del 19 de septiembre.

De esa tragedia nació Brigada Amigos, conformada por los padres que perdieron a sus hijos en este colegio y que ahora sanan su dolor ayudando a los demás. Lo hacen en honor a Eddie, Gustavito, Aned, Paquito, Santi, Dany, Eileen, Joshua y otros once niños.

Gustavo López Arce, médico gastroenterólogo y padre de Gustavito, es fundador de esta brigada. Junto con otros voluntarios lleva víveres, medicamentos, juguetes, ropa, consultas médicas y entretenimiento a los sitios más afectados por el sismo.

La iniciativa surgió el día en el que Gustavo buscó un nicho para su hijo, Gustavo López Arce Ortiz, al que le decían de cariño Gustavito, pues se llamaba igual que su padre y su abuelo. Era un niño al que no le costaba desprenderse de las cosas. Cuando iban a regalar juguetes, él mismo los entregaba. Otras veces decía: "Si alguien me pide dinero en la calle, le daré mi moneda".

Nueve días después de la tragedia, Gustavo acudió a la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San José, ubicada en Calzada de Guadalupe. Ahí habló con el padre Genaro Chávez: "Me contó sobre la caridad que realizan en la iglesia llevando víveres a comunidades marginadas, y yo le dije que deseaba ofrecer consultas médicas gratuitas a personas de escasos recursos".

Gustavo le propuso acompañarlo en su próxima excursión a Puebla: "Invité a unos amigos a través de Facebook y lo comenté con mis familiares. Solicité donativos por medio de mi cuenta y hubo una gran respuesta". Consiguió despensas, medicamentos y juguetes como para llenar dos camiones de carga.

Junto a su esposa, Brenda Ortiz, en compañía del padre Genaro Chávez, familiares y amigos acudieron el 30 de septiembre a Puebla como Brigada AmiGUS, nombrada así en honor a Gustavito. Brenda espera que, "cuando los beneficiarios estén en condición de ayudar a alguien, lo hagan".

El cambio de Brigada AmiGUS a Amigos se dio porque "cuando se agregaron otros padres, esto se volvió más extenso", dice Gustavo. Hasta el momento se han unido casi 250 voluntarios y los beneficiarios de esta brigada ascienden a más de mil. Once padres del Rébsamen la conforman y cada quien cumple una tarea.

Durante las jornadas, Francisco Quintero, padre de Paquito, coordina el transporte; dirige los camiones que trasladan a brigadistas y damnificados. Francisco "le entró" al proyecto desde la segunda brigada en Tenancingo, Estado de México, y desde entonces forma parte de la mesa directiva. Al igual que otros padres, esa mañana portó una playera blanca que estampó con la fotografía de su hijo. "Todo lo hago en nombre de Paquito. Me gusta poder ayudar", dice.

Ana Velázquez y su esposo Raúl Díaz, padres de Eddie, también acompañaron a Gustavo desde la segunda brigada. Ya lo conocían de antes, pues sus hijos iban en el mismo kínder. "Gustavito y Eddie fueron mejores amigos desde preescolar. Al salir siguieron juntos en el Rébsamen", dice Ana. El suceso sirvió para acercar a las familias, pues Gustavo afirma que "muchos padres nos veíamos sólo en fiestas o eventos escolares, y desde que pasó esto, nos procuramos más".

Para la tercera brigada, que se realizó en San Gregorio, Édgar Romero los acompañó en honor a la pequeña Aned: "Es una experiencia muy satisfactoria, muy gratificante", explica Édgar, miembro recurrente desde entonces.

Hasta ahora han realizado ocho brigadas. Han visitado localidades como Jojutla, Tenancingo y San Gregorio, que según el Servicio Geológico Mexicano, son de los sitios más perjudicados por los sismos.

Al asistir a las jornadas, los voluntarios se uniforman con una playera azul marino y una gorra naranja. Sobre su pecho, a la altura del corazón, está bordado el escudo de la Brigada Amigos.

Aunque su propósito inicial fue llevar productos para satisfacer ciertas necesidades de los damnificados, con el tiempo han ido modificando el rumbo. Para el Día de Reyes Magos, el 5 de enero, Gustavo, Édgar y Arquímides, tres padres del Rébsamen, se disfrazaron de Melchor, Gaspar y Baltasar, y llevaron juguetes a una Casa Hogar en Tláhuac. Leyeron las cartas que aquellos niños escribieron y entregaron los juguetes.

Un mes después, acudieron al Asilo Casa Betti, en Azcapotzalco. El propósito era hacer compañía a las mujeres que allí residen con juegos de mesa, karaoke y un recital de música.

A un año del sismo, como homenaje a sus hijos fallecidos, los padres quisieron hacer algo especial. Todos coincidieron en algo: debía ser una jornada dedicada enteramente a niños.

Édgar fue el encargado de contactar a tres casas hogar y enlistó a 80 niños para que disfrutaran del evento. La licenciada Marmolejo, del Centro Cultural y Social Veracruzano, prestó las instalaciones del recinto; Gustavo consiguió que el Mago Frank con el Conejo Blas, La Bomba Teatro y el payaso Betín Botones de la Botonera ofrecieran shows. Francisco coordinó los camiones que trasladaron a los brigadistas y a los niños.

Una vez más, casi un año después de la fundación de Brigada Amigos, 85 voluntarios se reunieron en el teatro y comenzaron las funciones. Antes de concluir la jornada regalaron juguetes y tenis nuevos a los niños.

Una imagen particular de aquel día simboliza la misión de Brigada Amigos: Édgar carga a un pequeño de tres años y le dice:

-"Están bien padres tus juguetes".

El niño no responde, oculta la cara tras el hombro de Édgar y la responsable le dice:

-"Dale las gracias".

-No importa, con esa sonrisa basta, responde Édgar.

Muchos padres nos veíamos sólo en fiestas o eventos escolares, y desde que pasó esto, nos procuramos más”.— ANA VELÁZQUEZ, Madre de Eddie, víctima en el colegio E. Rébsamen

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