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Con la mesa puesta

Como nunca antes en la historia de México, 247 diputados de 500 y 58 senadores de 128, que marca la Constitución, integran abrumadora mayoría en la 64 legislatura que iniciará con el nuevo gobierno de 2018 a 2024. Si con esta composición del Congreso, no se aprueban iniciativas que abonen a la democracia, a la transparencia, y a la solución de cientos de problemas que agobian a los mexicanos, entonces el statu quo seguirá igual que ahora, y la cuarta transformación anunciada por AMLO quedará en una simple declaración, un sueño guajiro, ilusión, fantasía…

Aun así, López Obrador tendrá que andar con pies de plomo, pues la minoría priista tiene la malicia y experiencia más que suficiente para meter zancadilla y poner en aprietos a los novatos legisladores, convenciéndolos, mediante cabildeo y artimañas mil, con falacias y promesas, con amenazas y cohechos de aprobar o no aprobar tal o cual iniciativa, bajo el premisa de que todo hombre tiene su precio.

Los morenistas tendrán que hacer un bloque ideológico y cohesión de grupo, además de solidificar sus principios, si quieren sobrevivir en un mar donde hay viejos tiburones, que, aunque pocos, son un saco de mañas y chuchas cuereras que todo lo saben; y tendrán que atarse al mástil del buque, igual que hizo Ulises en su viaje a Ítaca, a fin de no ceder a la tentación del canto y encanto de las sirenas.

AMLO ha dicho hasta el cansancio que por encima de la Ley nadie y que al margen de la Ley, nada; y ha prometido gobernar bajo un estado de derecho, respetar la autonomía de los estados, igual que a los poderes legislativo y judicial; asimismo, ha construido puentes con el empresariado mexicano y sumado a su proyecto de nación a disímiles fuerzas políticas que de no hacerlo serían un ancla a los cambios que pretende implementar.

Grande ha de ser la tentación de meter mano a la Constitución, pero más grande debe ser la responsabilidad de no hacerlo, sino sólo en la medida de lo necesario; sobre todo, para lograr el propósito mayor que animó su campaña: El combate a la corrupción; y si como él dijo, la escalera se barre de arriba hacia abajo, (y yo agregaría), y el juez por su casa empieza, tendrá que convencer a los gobernadores, más que asegurar el sustento jurídico si fuere necesario, para que los otrora cientos de delegados federales que enlazaban al Gobierno federal con los gobiernos estatales, queden solamente 32 (uno por estado), auxiliados por 264 delegados regionales, todos bajo la coordinación general y supervisión de su hombre de confianza: Gabriel García Hernández.

Interesante es esta medida para evitar el desvío de recursos, aunque los gobernadores digan que tal medida atenta a su autonomía. Finalmente, AMLO tiene la sartén por el mango; y la medida propuesta, por sus nobles propósitos hace que los gobernadores más inconformes se exhiban como corruptos. Firmeza y carácter sin caer en excesos, han de ser la constante en la personalidad del presidente electo.

Si en verdad quiere hacer historia la 64 legislatura, tendrá que realizar sus funciones de manera diferente, pues quien hace siempre lo mismo, tendrá los mismos resultados, y eso no es lo que se espera de ellos.

Por lo pronto Banxico le augura un lapso de crisis con una ligera inflación recién tome posesión de su cargo, cosas de la macroeconomía dirán los especialistas, aunado a los problemas ya existentes que más que disminuir van en aumento, entre ellos la actividad delincuencial; por lo que habría que jerarquizar prioridades y ubicar el proyecto del tren del sureste en donde corresponde, porque no se puede chiflar y comer pinole, ¿o sí?

Héctor García Pérez

Comarca Lagunera

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