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Apoyarán Irán, Rusia y Turquía a Siria en Idlib

La cumbre de Teherán de ayer llama a los rebeldes sirios a deponer las armas

Reunión. Los presidentes Putin, Rohani y Erdogan se reunieron para buscar soluciones para Siria.

Reunión. Los presidentes Putin, Rohani y Erdogan se reunieron para buscar soluciones para Siria.

EFE

Los presidentes de Rusia, Turquía e Irán llamaron ayer a los grupos armados de la provincia siria de Idlib a deponer las armas para evitar un derramamiento de sangre, en una cumbre en Teherán que fue testigo de ciertas divergencias.

Al final de la reunión tripartita, Vladímir Putin y Hasan Rohaní denunciaron que los grupos terroristas están usando a los civiles de Idlib como "escudos humanos" con el objetivo de impedir su expulsión de la zona.

Rohaní pidió a los "terroristas" que detengan sus actividades para prevenir "que se cree peligro para los civiles" de Idlib, el último bastión en Siria de la oposición armada al régimen del presidente Bachar al Asad.

Putin instó al "sentido común y a deponer las armas" y denunció que los grupos terroristas, con el objetivo de dañar al Gobierno sirio, están planeando "actos provocativos como el uso de armas químicas".

En este punto insistió el mandatario ruso en un par de ocasiones, en respuesta a las advertencias de las potencias occidentales del Consejo de Seguridad de la ONU -EU, Francia y el Reino Unido- sobre medidas, incluso militares, si el régimen sirio utiliza armas químicas en su ofensiva contra Idlib.

La nota discordante en la cumbre fue el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien urgió en su discurso a aplicar "un alto el fuego" en Idlib y a que cesen los bombardeos en esta provincia.

Erdogan instó a proteger a la población civil al tiempo que se diseñan acciones para luchar contra los grupos terroristas presentes en Idlib, entre los que destaca el Organismo Liberación del Levante, integrado por miembros de la antigua rama de Al Qaeda en Siria, el Frente al Nusra.

"Cualquier paso erróneo que demos puede tener consecuencias negativas y dañar a los civiles (...) Turquía llama a evitar un derramamiento de sangre", subrayó.

Por ello, pidió "garantías" para que una eventual ofensiva contra esta provincia no derive en "una masacre de civiles" ni provoque "una nueva tragedia humanitaria".

Idlib acoge a unos 3 millones de personas, entre civiles, rebeldes moderados y milicias terroristas, ya que a esta provincia fueron evacuados en los últimos meses un buen número de desplazados de antiguos feudos insurgentes conquistados por las fuerzas gubernamentales.

Esta provincia es la única "zona de distensión" que queda de las cuatro acordadas durante el proceso de Astaná, que auspician Rusia, Turquía e Irán, ya que el resto cayeron en manos de las autoridades.

Rusia e Irán son los principales valedores del régimen de Al Asad, que quiere recuperar el control de Idlib, mientras que Turquía respalda a algunos de los grupos opositores sirios y teme una nueva oleada de refugiados.

En la cumbre, Rohaní jugó el rol mediador, expresando su acuerdo con Turquía sobre la posibilidad de un alto el fuego, que no quedó reflejado en la declaración final.

El presidente iraní aseguró que la lucha contra los "terroristas" en Idlib es "inevitable para la estabilidad en Siria", pero señaló que "esta campaña no debe dañar a los civiles ni conducir a una política de destrucción".

Más inflexible se mostró Putin, quien subrayó que los terroristas del antiguo Frente al Nusra van a seguir actuando y que el régimen sirio "tiene derecho a retomar el control de toda Siria".

Idlib ya ha sido blanco de bombardeos por parte del Ejército sirio, apoyado por Rusia, lo que ha provocado que cientos de personas huyan de las zonas más cercanas al frente hacia la frontera con Turquía.

Al respecto, Erdogan expresó su preocupación por estos desplazamientos, apostillando que Turquía no tiene capacidad para acoger a más sirios: "Tenemos que evitar una nueva ola de refugiados", aseveró.

Pese a las diferencias sobre la actuación, la declaración final conjunta incidió en que abordarán la situación en Idlib con "el espíritu de cooperación que caracteriza el formato de Astaná".

También seguirán cooperando para erradicar a los terroristas -Estado Islámico (EI) y antiguo Frente al Nusra-, diferenciando entre estos y los grupos armados que acepten un alto el fuego con el régimen.

El comunicado subrayó, además, la necesidad de defender la "soberanía, independencia e integridad territorial de Siria" y de hallar una solución definitiva al conflicto mediante el diálogo entre los sirios y no solo por la vía militar.

En paralelo a la cumbre de Teherán, el Consejo de Seguridad de la ONU mantuvo también hoy una reunión, en la que el enviado de la organización para Siria, Staffan de Mistura, alertó de que la batalla de Idlib será "horrible y sangrienta" y provocará la peor catástrofe humanitaria de la guerra.

ONU plantea opciones

La ONU planteó hoy a las potencias internacionales posibles fórmulas para evitar una gran catástrofe como consecuencia de la ofensiva que preparan el Gobierno sirio y sus aliados para recuperar el bastión rebelde de Idlib.

Esa provincia, el último gran reducto de la oposición armada, se enfrenta según Naciones Unidas a una “tormenta perfecta” que puede causar la mayor crisis humanitaria desde el inicio de la guerra.

“Una batalla por Idleb sería una batalla horrible y sangrienta. Los civiles son las potenciales víctimas y hay peligros, en caso de un ataque a gran escala, de incidentes o de una rápida escalada entre actores regionales e internacionales”, advirtió el enviado de la organización para Siria, Staffan de Mistura.

Por videoconferencia, el diplomático abordó la cuestión con el Consejo de Seguridad de la ONU, en una cita celebrada prácticamente en paralelo a la cumbre mantenida en Teherán por Rusia, Irán y Turquía para abordar el mismo asunto.

El régimen de Bachar al Asad, respaldado por rusos e iraníes, se prepara para la reconquista de Idleb, donde se han concentrado terroristas, grupos armados y civiles que huyeron de otras zonas rebeldes recuperadas por el Gobierno.

Ante esa situación, De Mistura propuso ayer a las potencias un plan para “separar” a las organizaciones terroristas como el Frente al Nusra de otros grupos armados de la oposición y de la población civil.

La idea pasa por pedir a todos los militantes que, antes de cierta fecha, muevan sus bases lejos de los núcleos de población, que se mantendrían bajo el control de autoridades civiles.

El llamamiento debería dirigirse, en especial, a los combatientes del Frente al Nusra y ser acompañado por una campaña popular para pedir su salida de las ciudades, explicó De Mistura.

Durante ese periodo, se detendrían todos los ataques aéreos y otras operaciones militares de importancia, añadió.

Según el diplomático, Rusia y Turquía tendrían un papel clave en este plan, el primero garantizando que el Gobierno detenga temporalmente su avance y el segundo con su influencia sobre algunos grupos rebeldes.

De Mistura subrayó que ese es simplemente uno de los muchos planes posibles y no descartó que esa opción fuese planteada hoy en privado por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a sus homólogos ruso e iraní.

EU exige a Rusia e Irán que paren la ofensiva

Estados Unidos exigió ayer a Rusia y a Irán que detengan la ofensiva del Gobierno sirio de Bachar al Asad contra el bastión opositor de Idleb.

“El régimen de Al Asad tiene que parar su ofensiva. Rusia e Irán, como países con influencia sobre el régimen, tienen que detener esta catástrofe. Está en su mano hacerlo”, urgió ante el Consejo de Seguridad de la ONU la embajadora estadounidense, Nikki Haley.

La reunión del Consejo tuvo lugar prácticamente en paralelo a la mantenida en Teherán por los presidentes de Rusia, Turquía e Irán para abordar la situación en Idleb.

Según Haley, si Moscú apoya un ataque sobre Idleb estará dejando claro que miente cuando dice que apoya las negociaciones de paz en Siria.

La representante estadounidense dijo que Washington es consciente de que hay grupos terroristas que operan en Idleb, tal y como defiende Damasco, pero insistió en que hay “otras formas” de combatirlos que con una gran invasión de la provincia.

“Cuando Rusia y el régimen de Al Asad dicen que quieren luchar contra el terrorismo, realmente quieren decir que quieren bombardear escuelas, hospitales y casas. Quieren castigar a los civiles que tuvieron el valor de levantarse contra Al Asad”, insistió.

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