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La Fiscalía de Desaparecidos y las coronas de flores

DAVID PÉREZ

La popular canción de Los Tigres del Norte dice: "ya te velé, ya te enterré y te puse flores"; la Fiscalía General del Estado de Coahuila y la Fiscalía Especial de Personas Desaparecidas realizaron un gesto que podía ser acompañado con el parafraseo: "no investigué, no te busqué y te puse flores". El 30 de agosto de cada año se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. La Fiscalía decidió enviar dos arreglos florales fúnebres a los monumentos que evocan la memoria de las personas que actualmente se encuentran desaparecidas. ¿Qué querían comunicar con el envío de flores?

Si como dijeron en su disculpa, su intención era mandar flores blancas como signo de esperanza y en solidaridad con los familiares de las víctimas del delito de desaparición forzada, asumiendo eso, el hecho es muy sugerente sobre la forma en que se sitúan las personas que trabajan en la investigación del delito mencionado. Dice mucho de cómo ven la problemática, de la responsabilidad que asumen para esclarecer los hechos, del tipo de comunicación con la que se dirigen a los familiares del desaparecido. La explicación de la elección del color blanco puede ser válida, y al mismo tiempo aclararía que la elección del arreglo en forma de corona típica de un funeral no fue un error.

Siguiendo con el supuesto de que la explicación que se ofreció es la verdadera, es preocupante que la institución pública encargada de perseguir los delitos federales que atentan en contra de la dignidad y seguridad de las personas no muestre la sensibilidad necesaria para relacionarse con los familiares de las víctimas de desaparición forzada. No son un grupo más, no se pueden situar, bajo ninguna circunstancia, como un grupo de dolientes que se solidariza simplemente mandando flores.

Otra opción posible es que el arreglo floral mortuorio se eligiera con plena intención de mandar el mensaje a la familia y a la sociedad en general para que dejen de buscar a las personas desaparecidas, las flores serían una invitación a darlos por muertos. Una especie de "verdad histórica", aplicada al contexto de Coahuila, que quiere repetir y repetir con la apuesta a que sea asumida por quienes tienen el interés de que no quede impune la desaparición. En tal caso, se estaría frente un organismo estatal que intimida, que amenaza de muerte cual sicario, que intencionalmente obstaculiza el acceso a la justicia.

Por más perverso que parezca, esa posibilidad tiene argumentos para ser viable, ya que no es la primera vez que agentes del estado revictimizan a los familiares de desaparecidos. Muchos de ellos en los primeros pasos del proceso de búsqueda, al llegar a las oficinas correspondientes para realizar la denuncia por desaparición fueron vejados. Cuando se trataba de denunciar la desaparición de una mujer recibieron por respuesta expresiones como: "quizá se fue con su novio", "¿están seguros que no tenía algún amante?", "al rato aparece, se fue de fiesta y se le pasó avisar que no llegaba". En el caso de denunciar la desaparición de un hombre: "quizá andaba metido en algo y ustedes no sabían", "se le hizo fácil y se metió con los malos", "mejor ni le muevan porque luego van a ir por más de la familia". Narrativas estatales extra oficiales que muestran la intimidación, violencia y abuso a la que están expuestas cualquier persona que acude a ese tipo de dependencias.

Tanto la corona de flores como las expresiones citadas son sin fundamentos, sin investigación, sin debido procesos, minando el estado de derecho, como quien pone una denuncia con un vecino, con un compadre, igual o peor. En el caso que estos gestos de revictimización no fueran con dolo sería tanto más preocupante ya que serían evidencia de la incompetencia sistemática de las instituciones y los agentes del estado que las integran. Es importante que la autoridad correspondiente de la Fiscalía Especial de Personas Desaparecidas aclare cuál es su postura frente a los hechos, y que rinda cuentas públicamente de la forma en que las instituciones estatales investigan sobre lo ocurrido a las personas desaparecidas.

Acuse de recibo. Indudablemente que los familiares directos de las personas desaparecidas son también víctimas directas y estos gestos fúnebres por parte de agentes estatales les indigna y le victimiza de nueva cuenta. Sin embargo, el delito que se conmemora el 30 de agosto no es sobre un drama familiar o el problema de unos desafortunados que les ha tocado vivirlo. La sociedad en su conjunto es afectada con el grado de impunidad en la que este delito continuado se encuentra en México. Indignarse por los hechos recientes no es solo solidaridad o un gesto de cercanía a las víctimas, es sobre todo un paso a la comprensión de los efectos de la práctica de la desaparición. De no entenderse así, la sociedad en general también sería parte de la problemática que explica la continuidad de dicho delito en los últimos años.

Twitter: @davidsecular

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