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AMLO y el Acuerdo Bilateral de Trump

Yo río libre

JULIO CÉSAR RAMÍREZ

Septiembre nace y rasga el horizonte la palabra independencia. Días antes de que Donald Trump y Enrique Peña Nieto anunciaran, el lunes 27 de agosto, la firma de un Acuerdo Bilateral para revisar partes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), organizaciones civiles mexicanas especialistas en derechos de los pueblos y comercio internacional alzaron su voz para advertir, particularmente al equipo de la próxima administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el riesgo de apresurar la renegociación y caer en la estrategia de intereses corporativos y políticos de los gobiernos de Estados Unidos (EU), Canadá y México.

Antes de que analistas en EU descubrieran que Trump manipula el TLCAN como arma electoral, organizaciones ciudadanas aconsejaron al equipo de AMLO -que asiste como observador activo-, reorientar a fondo el sentido de las negociaciones del tratado comercial a fin de preservar los intereses fundamentales de un Estado nacional comprometido con el desarrollo de México, independiente y soberano, en donde los derechos sociales, la justicia, la libertad y la democracia sean elementos indispensables de los que goce su población y estén garantizados en un tratado trinacional.

Y como lo han hecho desde agosto de 2017, propusieron posponer la renegociación hasta que haya un nuevo gobierno en México y después del proceso de renovación del Congreso de los Estados Unidos, para evitar caer en las presiones e intereses electorales.

En la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte se debe escuchar a la ciudadanía, reclamaron.

Vieron con beneplácito la disposición del gobierno próximo de involucarse en la negociación, pero no dejó de sorprenderles la serie de declaraciones "que poco o casi nada lo distinguen del gobierno saliente" de Peña Nieto.

Son de particular preocupación cuatro elementos: Uno, que las negociaciones se mantengan orientadas por el mismo parámetro mercantilista y de limitar la capacidad de los Estados de promover un proyecto nacional de desarrollo.

Dos, que el equipo negociador designado por Peña Nieto continúe apresurando y manteniendo en secreto la negociación para cumplir el requerimiento del Congreso de EU de ser notificado con 90 días de anticipación sobre las intenciones del presidente Trump para firmar un acuerdo. Acelerar las negociaciones, advirtieron, solo beneficia a la estrategia electoral de Trump para utilizar a conveniencia un acuerdo o no en la renegociación del TLCAN.

En agosto de 2017 los negociadores firmaron un Acuerdo de Confidencialidad, opacidad, que impide la publicación de textos, correos electrónicos, propuestas y presentaciones de los equipos participantes por un lapso de cuatro años. ¿Seguirá con López Obrador?

Tres, que los negociadores se hayan apegado a la estrategia definida por el gobierno de Trump de pactar bilateralmente con el gobierno mexicano, ya que es el que muestra mayor disponibilidad de ceder a condiciones impuestas a favor de intereses norteamericanos.

Y cuatro, que gobiernos y parlamentos ignoren y no estén comprometidos con realizar y resolver las controversias y contradiciones entre el modelo de los tratados de "libre comercio" y otros tratados multilaterales, entre ellos los compromisos adoptados en la Carta de la ONU, de derechos humanos y medio ambiente que han sido acogidos por dos de los tres gobiernos y que por lo tanto tienen carácter jurídicamente vinculante. Tratados que de acuerdo al Derecho Internacional, contienen disposiciones para prevalecer por razones de precedencia o por controversias entre tratados, sobre todo los acuerdos de carácter mercantil.

Ya el 3 de agosto, Jesús Seade Kuri -designado jefe negociador del TLCAN por AMLO-, había declarado: "Soy cautelosamente optimista (de los avances logrados y de alcanzar un arreglo en las próximas semanas).".

Y luego, la complacencia de Seade con las propuestas del equipo de Peña Nieto: "técnicamente son las más idóneas".

Más aún. Anunciado el Acuerdo Bilateral, Marcelo Ebrard, propuesto para Relaciones Exteriores, declaró: "Vemos como un avance positivo el entendimiento que hoy se anuncia".

Un avance, dice, "es el mantenimiento de los espacios trilaterales para la solución de controversias".

Sin embargo, una demanda principal del movimiento civil internacional es precisamente modificar o eliminar los capítulos de solución de controversias por ser donde reside el gran poder de las corporaciones.

@kardenche

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Escrito en: Yo Río Libre

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