EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

El Juego de la Jaula

FEDERICO REYES HEROLES

Dudar destruye la certeza, al estado de derecho como fórmula de convivencia. Tocqueville diría que se trata de un sueño en la mente de los ciudadanos, un sueño que queremos convertir en realidad, exigimos nuestro sueño. Hoy las dudas han echado, y con justa razón, raíces muy profundas en los mexicanos. En primer lugar, porque los que delinquen en su gran mayoría (98.86%) no sufren ninguna consecuencia. Eso se llama impunidad, sólo el 1.14% de los delitos denunciados son esclarecidos. Saber que hay criminales rondando a nuestras familias, que han burlado la ley sin consecuencia alguna, destruye la credibilidad.

Cuando el acto es un homicidio doloso la afrenta llega al máximo. Un individuo puede cegar la vida de un conocido, de un amigo, de un familiar, sin que se le aplique la ley. Sólo 17 de cada 100 homicidas son condenados. ¿Qué es esto? Es lo peor que puede existir como referente para la convivencia. Pero hay de todo, evasores fiscales que se ufanan de sus tretas, constructores que se mofan de la ciudadanía y que los sismos desnudan, médicos convertidos en estafadores de bata blanca. La lista es infinita.

En un arranque romántico uno quisiera pensar que la autoridad cuida al detalle los casos más sonoros. Pero no, las dudas son avasalladoras. Ahora resulta que la PGR sustentó mal las acusaciones contra Javier Duarte, uno de los grandes referentes de corrupción y cinismo de las últimas décadas. Y por ello, los ciudadanos podrían ver al sujeto en libertad después de ser testigos, durante años, de un largo desfile de "evidencias", una baraja de propiedades súbitas, cuentas y desviaciones que abonaron a la irritación popular. El gobernador de Veracruz contra argumenta, no saldrá. Y entonces todo el espectáculo pareciera una farsa. Los Duartes se convirtieron en el símbolo del México que debe desaparecer. Las emociones coincidieron en la condena. Y ahora todo se tambalea. ¿Qué esperar como reacción de la ciudadanía? Confusión, enojo, desprecio por el estado de derecho. Pero allí no acaba la historia.

Ahora resulta que Elba Esther Gordillo estuvo en prisión cinco años por delitos que no se sustentaron. Más allá de simpatías o antipatías hacia el personaje, pareciera que, una vez más, el aparato de justicia, si es que se le puede llamar así, fue usado por el gobierno de Peña Nieto para someter física y políticamente a la conocida maestra. Resulta que todo el operativo policiaco que millones siguieron paso a paso, fue un montaje, otra farsa como la famosa "La Paca". Resulta que, erigida en la villana favorita del país, la maestra en realidad fue víctima de una perversión política.

Vienen las especulaciones: ¿por qué el anuncio se dio justo el día en que López Obrador recibía su constancia de mayoría? No fue casual, todo está calculado y manipulado, incluso un anuncio judicial. La aplicación del derecho en México es moldeable a los caprichos de los gobernantes en turno. Por qué huyeron Ebrard, "Napito" y Gutiérrez Vivó, acaso fueron perseguidos políticos o habiendo elementos para fincarles responsabilidades éstos no fueron bien sustentados. Qué creer ¿Y Bejarano? Qué miedo vivir en un país donde las leyes son de hule.

Reaparece amenazante en la lista de temores ciudadanos la "prisión preventiva" un horror legalizado. El principio de inocencia por el cual un ciudadano debería seguir en libertad un proceso en su contra, usando todas las garantías y condicionamientos necesarios para evitar la fuga o la evasión de la justicia, se ha sustituido por la versión pragmática: detener inocentes sin sentencia condenatoria, para que así la investigación se lleve adelante con toda calma. A la jaula pues. Son decenas de miles en esa situación. Del costo psicológico, personal, familiar, de fama pública de los detenidos, no se habla. Ese horror ya es parte de nuestras tradiciones, cualquiera puede sufrir esa arbitrariedad, ya sea por un capricho político o por alguna animadversión personal, detención a la carta. Todos somos potenciales presuntos culpables.

Si de verdad vamos a una gran transformación, ¿por qué no comenzar por una revisión profunda de nuestro aparato de justicia?, para así tratar de acercarnos lo más posible a lo deseable: que no haya inocentes tras las rejas y que quien incida en responsabilidad o cometa algún delito sufra las consecuencias de ley. Jugar con la jaula es aterrador.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Federico Reyes Heroles

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1493827

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx