El arranque del ciclo escolar 2018-2019 llegó acompañado de un importante cúmulo de información que permite tener un panorama del estado que guarda el tema educativo en México, uno de los principales en la agenda pública. Sin duda la noticia más relevante fue la reaparición de la exdirigente del sindicato magisterial Elba Esther Gordillo tras el proceso penal de cinco años que enfrentó por las acusaciones de lavado de dinero y delincuencia organizada, y que al final terminó en un duro revés para la Procuraduría General de la República.
En su primera comparecencia pública en años, y en el simbólico día de inicio del ciclo escolar, Gordillo no sólo dejó en claro que ha regresado a la arena política, lo que implica intentar recuperar el control del sindicato más grande de América Latina, sino que también hará lo posible por acabar con la reforma educativa impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto. El acto y el momento en conjunto representan uno de los grandes fracasos de este gobierno que agoniza cuando no ha logrado afianzar los cambios previstos para aplicar completamente la reforma.
Ese mismo día, pero por la tarde, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador dijo frente a Peña Nieto que la reforma educativa, considerada por el izquierdista más una "reforma laboral", sería cancelada y que en su lugar se presentaría otra luego de un proceso de consulta que incluya a maestros, padres de familia y especialistas. La gran incógnita que surge de inmediato es qué tanto va a derribar el nuevo gobierno de lo que ya se ha construido y que ha costado hasta ahora 50,000 millones de pesos. ¿Qué pasará con la necesaria evaluación docente, por ejemplo?
Pero éste es apenas el asunto más evidente de la compleja problemática de la educación. Un día antes del arranque del ciclo se dio a conocer el importante rezago que se tiene en el país en la reconstrucción de las escuelas dañadas por los sismos de septiembre pasado, al cual hay que sumar el de los planteles que no cuentan con la infraestructura adecuada ni el equipo necesario para operar con eficiencia. Tal es el caso de las escuelas públicas que en La Laguna ofrecen clases en el patio, ya sea porque carecen de aire acondicionado o las aulas están en mal estado. ¿Qué pasará con el plan contemplado en la reforma de rehabilitación y equipamiento de aulas y para el cual se elaboró un censo?
Por si fuera poco, año con año se reporta un número considerable de escuelas que son víctimas de robo y vandalismo, lo cual evidencia el grado de descomposición social y la falta de seguridad para proteger los inmuebles en donde se forma a las nuevas generaciones de ciudadanos.
Y a todo esto hay que sumar el descontrol que prevalece con los maestros comisionados a labores del sindicato, que cobran como si dieran clase cuando en realidad no es así, además de que hay casos de integrantes de la estructura sindical que cobran sin trabajar. Dentro de este cúmulo de anomalías, no se ha podido erradicar la venta de plazas con todo y el nuevo esquema de asignación aplicado a raíz de la reforma educativa.
Pero la crisis también afecta a las escuelas particulares. La semana pasada El Siglo de Torreón informó del cierre del emblemático Colegio Torreón, uno de los más antiguos de la ciudad, y de los problemas que enfrentan otros 20 que están en riesgo de seguir los mismos pasos. Las causas principales son la baja matrícula, pero, sobre todo, la excesiva carga fiscal y administrativa. Aquí también hay un asunto por resolver en la agenda del próximo Gobierno federal que, dada la incertidumbre existente en el tema educativo, debe ser claro y oportuno en cuál será su oferta para levantar a este sector estratégico y de vital importancia para el desarrollo de la República.
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