Después de ser la mujer más dominante del mundo en las artes marciales mixtas, era cuestión de tiempo para que la ex peleadora de UFC, Ronda Rousey se coronara campeona de la inverosímil WWE.
Y es que, la atleta mercadológica en potencia incursionó en el mundo de la actuación después de su éxito en las MMA. (Y sin que se me malinterprete), la actitud de Ronda Rousey durante las ceremonias de pesaje de UFC, me parecían más: una actuación y un espectáculo montado; que un instinto natural, (algo muy parecido a lo que ahora realiza ahora en la WWE).
No obstante, (y sin menospreciar el papel de Rousey) debo decir que el preámbulo previo a la noche de la pelea se convierte en una estrategia que las casas de apuestas supieron bien aprovechar. Porque al final el deporte se ha comercializado y ha sido contaminado de capitalismo. El ejemplo más claro de esto, fue la denominada por los tabloides: "La pelea de los 1000 millones de dólares". Que usaron para referirse al decepcionante combate entre Mayweather y McGregor.
Debo decir que, Rousey más que una atleta, hoy en día representa un complejo mercadotécnico creado para satisfacer las necesidades de un ávido público; un terminator femenino que demuestra cómo podemos comercializar la ficción y llevarla a la vida real.
