¿Sobrevivirá la Conagua?
La semana pasada la Sra. Josefa González Blanco, propuesta por el Lic. Andrés Manuel López Obrador para hacerse cargo de la Secretaría del Medio ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) propuso a su vez a la Ingeniera Ambiental Blanca Jiménez Cisneros como la próxima titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). La Ing. Jiménez Cisneros es una profesionista ampliamente calificada en asuntos ambientales ya que con estudios y trabajos especializados en universidades extranjeras y del país ha ocupado igualmente la presidencia de la Academia de Ciencias, la Presidencia Internacional del Agua-México y la Presidencia del Colegio de Ingenieros Ambientales. La designación parece entonces de lo más atinada.
Lo que permanece en duda es si el nuevo gobierno mantendrá vigente la permanencia de la dependencia denominada Comisión Nacional del Agua o decide eliminarla y sustituírla por otra verdaderamente eficiente o mantenerla como está pero sólo con algunas modificaciones sustanciales. Lo anterior tomando en cuenta que tal como está actualmente, la Conagua lejos de atender lo que la propia ley que la creó en 1992 durante el gobierno del Lic. Carlos Salinas de Gortari sólo ha servido para actuar como parapeto para que “dentro de la ley”, los particulares se hayan dado vuelo en la sobreexplotación de los acuíferos del país. No cabe duda de que el Sr. Salinas de Gortari es un verdadero genio en ésto de desnacionalizar los recursos naturales de México. Veamos.
La actual Ley de Aguas Nacionales es un poema sobre el recurso agua a la cual describe como “un bien público federal, vital, vulnerable y finito, con valor social, económico y ambiental, cuya preservación en cantidad y calidad y sustentabilidad es tarea fundamental del Estado y la sociedad, así como prioridad y asunto de seguridad nacional” (Art. 14 Bis 5). ¿Apoco no se oye como un poema muy bonito?. Desgraciadamente nadie le hace caso.
Dicha Ley de Aguas Nacionales contiene en su artículo 13 y 13 Bis un verdadero “huevo de serpiente” porque despoja de autoridad a la Conagua y se la otorga amplia y descaradamente al empresariado nacional que sin respetar los ordenamientos de la propia ley, se han dedicado con mexicana alegría a la sobreexplotación de los acuíferos mexicanos al fín que ellos mismos son la autoridad del agua y pueden hacer y deshacer, como lo han venido haciendo sin que ninguna autoridad pueda ponerles alto.
Desde luego es muy esperanzador que el nuevo gobierno responsabilice los asuntos de las aguas nacionales a verdaderos profesionales de los asuntos ambientales que conocedores del problema, vengan a ponerle remedio a tanto abuso que por la avaricia de la ganancia a como de lugar, están depredando los recursos hídricos vitales del país, problema que ya nadie ignora. Desconocemos aún, como decimos, si la Conagua va a continuar viva o si desaparece. Lo que sí sabemos es que si el nuevo gobierno decide conservarla en su estructura, tendrá que ser sujeta a la más profunda revisión para así lograr efectivamente lo que observa el Artículo Primero de la actual Ley de Aguas Nacionales: “...(esta Ley) tiene por objeto regular la explotación, uso, aprovechamiento de dichas aguas, su distribución y control así como la preservación en cantidad y calidad para lograr su desarrollo integral sustentable” Mandamiento que tampoco nadie cumple y por ello tenemos el desastre de agotamiento de los acuíferos del país que tanto preocupa.
Esperemos a ver como se van presentando las cosas.
Les envío un cordial saludo.
Héctor Astorga
Comarca Lagunera
