Columnas la Laguna

AUSTERIDAD CLASISTA

HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ

Hay dos frases publicitarias del nuevo régimen que no me cuadran: reconciliación nacional y un gobierno de austeridad. ¿Reconciliación con quién? ¿Entre nosotros los ciudadanos ajenos a la política y sus veleidades o entre los políticos que perdieron las elecciones el 1o. de julio?

Los pleitos fueron entre el PRI, PAN y Morena-INE, pero estos partidos y su gente no son toda la nación ni la representan oficialmente. Somos millones de mexicanos los que la conformamos y no hemos reñido, suegra, yernos, vecinos incluidos, ni estamos divididos, generalmente hablando, a menos que se trate de los equipos de futbol América, el Cruz Azul o el Santos pero serían desavenencias a nivel particular.

Los que no alcanzaron "hueso" no se resignaron, regresaron a sus antiguos cargos en el gobierno y en el congreso o cambiaron de partido para no perder las elevadas canonjías gubernamentales y ahora saludan de mano a los otros, no porque se hayan reconciliado sino porque así son los políticos: convenencieros, simuladores y de fácil adaptación a las nuevas circunstancias. Verbi gratia: el desayuno de AMLO y Meade, no tuvo nada de reconciliación, más bien fue por conveniencia, una postura ayuna de valores.

Los "chapulines y camaleones" que no entienden de lealtades e ideologías -así los califica el columnista Jorge Torres Castillo- se fueron a la "cargada" y se acomodaron en el nuevo gobierno como diputados y senadores electos y los que no -digo yo-, esperarán su momento sin mostrar mala cara como los rudos de la lucha libre. Lo peor, ya no serán oposición.

Sobre la cacareada austeridad, dicen mis vecinos de enfrente que la élite burocrática no será obligada a ganar menos que el presidente electo, por el contrario consigue aumentos por acuerdo presidencial para blindarse ante esa lejana eventualidad. Pusieron como ejemplo a los funcionarios de la Cofrepis que según la prensa, cobran 400 mil pesos al mes.

Además de los cofepristas -continuaron- el presidente del Instituto Nacional Electoral percibe un salario mensual de 249 mil 757 pesos más prima vacacional, aguinaldos y servicios médicos y el contralor general 236 mil 758 pesos sumas que van descendiendo de acuerdo con la escala nominal, pero remotamente están cercanas a los 108 mil pesos de AMLO.

En la misma ciudad de México el presidente electo se verá minimizado por los 209 mil pesos que percibe al mes el titular de la Auditoría Superior, y los onerosos viajes que realizan los senadores al extranjero: de enero de 2015 al reciente julio el Senado erogó más de 92 millones de pesos para cubrir el costo de 326 viajes a Washington, Corea, Nueva Zelanda, París, Londres, Bruselas y Nueva York. ¿Dónde está la austeridad?

¿Qué hará el presidente electo para emparejar los sueldos con los que ganan los funcionarios del INE, INEGI, INANI, CNH, Cofepris, Tribunal Superior de Justicia y Suprema Corte de la Nación que se dicen autónomos? Dejar de consentirlos constitucionalmente y meterlos al orden para que ya no humillen más a los mexicanos con sus escandalosas prebendas.

¿Qué hará con los líderes corruptos de la CTM, CNOP, CNC, ferrocarrileros, petroleros, electricistas y maestros con Romero Deschapms, Gordillo Morales y Napoleón Gómez Sada a la cabeza y quienes canjeaban con el PRI votos por cargos gubernamentales? ¿Los perdonará? Con Napo ya lo hizo y la liberación de la Gordillo se supone que fue pura casualidad.

Los empleados federales que serían supuestamente castigados con los anunciados descuentos, incluyendo el presidente electo y sus 27 mil pesos a la semana (Un ingreso fabuloso para una familia de la clase media que le serviría para pagar todos los adeudos con la Cimaco y Liverpool, llenar el tanque estacionario de gas, viajar de vacaciones a los balnearios de Zacatecas y acudir seis veces a la semana al cine donde los precios de entrada, de las palomitas, perros calientes y refrescos son sólo para ricos), deberían sentir pena espiritual por la miserable pensión mensual que cobran los campesinos y ex bancarios jubilados que nunca recibieron un salario mínimo: menos de mil los primeros y mil quinientos los segundos. Ellos exageran de austeros: a veces no comen…

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Escrito en: Higinio Esparza Ramírez

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