Columnas la Laguna

VIDA CAMPIRANA

MVZ MARTHA LOURDES ROBLES ARELLANO

Adela Ayala fue una gran poetisa lagunera originaria de San Pedro de las Colonias, Coahuila; de gran trascendencia mundial y a quien le debemos esta composición poética en la cual bellamente describe a nuestra Región Lagunera.

Canto al desierto

Adela Ayala

Y yo digo: ¡desierto!

Con la voz orgullosa de quien dice:

¡montaña!, ¡selva!, ¡puerto!

Para enraizar aquí, junto a la arena de lo que fuera río,

Tendrá que ser el hombre como planta

Que al reto del ambiente se endurece horadando la tierra

En busca de veneros cada vez mas profundos

Donde se esconde el agua,

Que acostumbrar la piel a que reciba

La caricia del sol en llamaradas,

Que oír la voz del campo, el polvo, el aire,

Aquí, donde hasta el logro

De una mínima flor es importante.

El desierto es hermoso. Quien lo habita

Lleva sus reverberos en el alma.

Mas, para comprenderlo, no hay que darle

Tan solo una mirada:

Hay que impregnar el cuerpo y el espíritu

De su quietud en soledades áridas,

Sumirse en el agobio de los años sin lluvia,

Hundirse en el misterio de su noche callada,

Gozar con el prodigio del huizache florido

O del nupcial penacho de la palma,

Con el suave capullo de algodón en el campo

Donde se oye al terrón chupar el agua…

¡triste de quien se marcha del terruño!

¡a cargar su nostalgia!

El ocaso derrama sus fulgores espléndidos

Encendiendo los cerros, desde donde la noche

Desliza su ropaje de silencio;

Inquietas las chicharras y los grillos inician su concierto

Y al reclamo tierno de la torcaz, se acercan los luceros.

¡las gotas anheladas cristalizan solamente!

¡en la ruta de los sueños!

Y cuando la garganta de las aves pregona el nuevo día,

Los cardenales lanzan su saeta del páramo al mezquite,

Los chileros saludan a la aurora

Una bandada de garcillas vuela

Del cuadro de la alfalfa hacia la sombra.

Un sol enorme y rojo descubre los milagros:

El trigal inclinado al peso de sus oros,

El algodón brindando sus guedejas al viento…

El aire, siempre seco, trae aliento de brasa.

Cae lumbre del sol a plomo sobre el surco

Y sobre el hombre recio que sostiene la pala

Distribuyendo el liquido precioso que la presa le manda.

¡quizá más fertilice la semilla el hilillo constante

¡qué chorrea por su espalda!

En los yermos sedientos, en terrenos

Donde reina el salitre,

Entre arenas, breñales calcinados, espinos cenicientos

Y horizontes cargados de espejismos,

Van las manos del hombre ganando la batalla

Que dará pan a muchos.

La llanura dialoga con quien quiere escucharla…

Yo te escucho,

Región de vida dura,

Surco abierto

Donde se han enterrado tantos sueños y tantos sufrimientos,

Y donde sólo arraigan los que te aman,

Creyentes invencibles del desierto.

Estimado amigo lector, yo le invito a disfrutar de la naturaleza de nuestra bella Región, porque es importante conocer para conservar y es propicio aprovechar los días de descanso para infundir a nuestra familia la riqueza de la vida campirana.

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