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MÁSCARA

ALEJANDRO TOVAR

Se tiene la impresión de que como se presenta el show futbolero, uno mismo de fan debiera tener una tapa de luchador famoso, igual que la calzada por los jugadores santistas, que no parecen un cuadro campeón, sino un equipo cualquiera, por lo simple, por lo difuso de su propia imagen, señalando en Morelia que ahora mismo, todos sus más antiguos fantasmas siguen vivos.

Cuando Furch voltea, desesperado, a la cámara, quiere decir algo con los gestos a sus seguidores enmascarados, como ellos todos. Siboldi quería que Cris Martínez metiera la pelota arriba para Julio y Herrera, por ello los ingresó, luego que Orrantia se había extraviado en la cancha y había vuelto al sello de su carrera, la irregularidad. Cris no pudo tocar nunca la pelota.

Hace años y no muchos, por cierto, éramos felices porque los medios limitados de ese tiempo nos daban un vida de romanticismo, donde se forjaban las historia del espíritu, donde aquellos comunicadores como ministros de una religión dominante, seducían la inteligencia y emoción de su público en la candidez de un mundo teórico, previo a las grandes tecnologías de la información.

Ahora mismo, eso ya no es posible, solo queda la nostalgia de un pensamiento tolerante, porque los medios han crecido de tal manera que surge una gran competencia y exige elementos habilidosos, capaces y competitivos ante la exigencia que da una tecnología que parece coche de F1, pues se desarrolla rápidamente y va dejando atrás a muchos, se hace ferozmente dominante.

Como la tv, teléfonos y computadoras te dan lo que solicites, el hombre común deja de serlo y pasa de ser simple fan a público de un conocimiento, quizá adormilado por la pasión natural pero sí sabedora de muchos secretos que antes no se revelaban, por ello pasan a ver a sus equipos con lupa y en el caso de Santos, nadie puede negar que está lejos de su estilo boyante de campeón.

Con todas las dudas encima, lo primero que llegan son las especulaciones, como parte ineludible del dibujo de los caracteres humanos y esas voces en el desarraigo encuentran su eco cuando preguntan, ¿el bajo rendimiento es por la falta de los jugadores que se fueron o es que el plantel actual no tiene la solvencia necesaria?. Lo cierto es que no hay futbol fino y determinante.

Furch entonces parece condenado a vivir como un lobo solitario, porque el resto no encuentra su sitio ni se afina al rol apetecido y queda la impresión que todo inicia desde arriba, porque no es común que el DT coloque a Orozco en el banco, cuando al chico Acevedo se lo debe llevar de a poco. Va a ser grande pero ahora es un riesgo y Siboldi no puede negar que ahí tiene un problema.

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