Informaciones actuales señalan que la deuda del gobierno de México al terminar el presente sexenio ascenderá a 9.9 billones de pesos, la máxima en la historia en términos nominales pero lo más importante será la deuda que más porcentaje del PIB nacional abarca, con el 42.2%.
Enrique Peña Nieto tomó el poder el primero de diciembre de 2012. En ese entonces, el país tenía adeudos por 5.9 billones de pesos, lo que representaba en ese entonces el 37.2 del PIB. El gobierno peñista incrementó el pasivo a razón 666 mil millones de pesos anuales, suma estratosférica para la economía mexicana, pero lo que es peor aún, el incremento de 5 puntos base respecto al apalancamiento que había recibido de la administración anterior.
Haciendo un breve recuento de los presidentes de este siglo: Ernesto Zedillo entregó el poder el 30 de noviembre de 2000, dejando una deuda pública federal del orden de 2 billones de pesos, lo que equivalía al 30.6 de la dimensión de la economía nacional; Vicente Fox Quesada al término de su mandato entregó un saldo de 3.1 billones de deuda, con una proporción del PIB de entonces de 29.5%; Felipe Calderón observó al igual que sus dos antecesores inmediatos, cierta disciplina fiscal que fue rota luego de la crisis de 2009, para finalmente concluir con los montos ya descritos párrafos arriba: 5.9 billones de pesos de deuda con una proporción de 37.2% del PIB.
Vaya que el panista Calderón también endeudó al país, de deber 3.1 billones nos dejó a los mexicanos con un saldo de 2.8 billones más al que teníamos en 2006. Casi duplica el adeudo y sobre todo, apalancó más nuestra economía, pero los números de Peña no tienen parangón.
Ahora resulta que los mexicanos debemos ya casi los 10 billones de pesos (9.9) y el gobierno actual ha manejado las finanzas para que cada mexicano deba 79 mil 597 pesos.
Más allá de eso, es importante que se conozca y socialice estas cifras, ya que el gobierno que está por entrar el próximo primero de diciembre poco margen de maniobra tendrá si entre sus planes para generar desarrollo, se encuentra el seguir contratando empréstitos: la administración actual ha llevado a nuestros fundamentales económicos a niveles peligrosos en caso de que se abandone la disciplina fiscal que estableció Ernesto Zedillo, que siguió Fox, que observó a medias Calderón y a la que el presidente Enrique Peña Nieto claramente dejó de lado.
Cuando uno mira la cotización del tipo de cambio en 2012 que rondaba los 13 pesos y hoy por cada dólar hay que pagar poco más de 19 pesos, la devaluación es de más de 46%, el doble de la inflación acumulada en el mismo periodo de tiempo, es fácil saber que mucho tiene que ver que los mercados de capitales mundiales ven ahora a nuestro país con riesgo, simplemente porque las finanzas públicas mexicanas están mucho más comprometidas por su nivel de endeudamiento y por lo tanto perciben un mayor riesgo, ocasionando que los dólares salgan del país generando la lógica devaluación.
Es verdad que la mayoría absoluta de los mexicanos (53% de la votación total) eligió un cambio completo de régimen. El pueblo compró la idea que ofertó Andrés Manuel López Obrador que el PAN y el PRI al final son lo mismo y por ello obtuvo un enorme respaldo popular. Pero la gente de razón cercana al virtual presidente electo de México deberá hacerle ver persistentemente al nuevo presidente de México que tiene que tener cuidado con el nivel de endeudamiento, so riesgo que de continuar en el camino por el que optó Peña Nieto de seguir contratando deuda, puede enviar al despeñadero la economía nacional desatando una eventual crisis y dar al traste al anhelo de tantos de vivir lo que el propio López llama la Cuarta República.
