Nos diste de comer
Para Claudia de la Rosa Simón: el mejor de los viajes
Sin misas. Sin visitas. Sin funeral. Sin protocolo. Así dejaste dicho que fuera. Así se cumplió. Pero de que yo no escribiera, nada advertiste. Así entonces, aquí voy.
Desde la cama de la clínica, tu cuerpo buscó recuperarse, pero tu consciencia se había dormido a profundidad. Te tocó irte hoy, a poco más de la mitad de avanzado el 2018. Tiempos de un país confundido. Enmarañado por la desinformación. Pero tú fuiste una mujer de "hablar derecho". Tu conversar era el de una aguja de valiente filo en medio del pajar de mentiras que tiende a sitiar a México.
Entrona. Fue así como te conocí y fue así como hablaste conmigo por última vez, sin que ambas supiéramos que esa charla era la de la despedida. El tema fue el mismo en ambas ocasiones: tu hija. Tu niña única, tu única niña, y las maneras de darle un mejor medio de vida. Educación, justicia, alimentación, salud, seguridad. Eras un sensor de cada una de estas áreas y las calibrabas con el pulso que, se supone, deberían tener los funcionarios públicos de nuestras instituciones. Tú sabías, bien a bien, de debilidades y fortalezas de nuestras estructuras gubernamentales. Radiografiabas como pocos los nodos comunitarios. Lo local, lo regional, tus fuertes.
A pesar de conocer a personajes con evidente poder en el ámbito político, todos con francas posibilidades para examinar y valorar tu historia laboral, los constantes esfuerzos tuyos te revelaban tomando otras opciones. Tus logros personales los compartiste con tu madre, tu hija, tu nieta. Cuatro mujeres en casa y de pie. Eras consciente del "terciopelo...
(Más en la página 16)
Por: Renata Chapa
