Son doce por el momento, no son apóstoles pero tienen un mesías, un regiomontano que ya es lagunero por adopción y su equipo de futbol preferido es el Santos Laguna; tampoco son jóvenes pues su promedio de edad es de 78.8 años, pero no se arrugan -espiritualmente hablando- y lo más curioso: se avivan cuando hablan del sexo de los tiempos idos y se divierten contando chistes alrededor de lo que "el viento se llevó".
Son admirables por su entusiasmo y su camaradería y aunque se les va el tiempo en añoranzas, comparten sentimientos y experiencias, se alimentan con los dones de la convivencia, se alejan de la rutina y no se van al baño a la hora de pagar la cuenta; de todos modos no escapan a la aportación que les toca por cabeza, y se toman fotografías... "Orita se las paso", dice Juan Manuel al tiempo que teclea en el celular las claves telefónicas de los retratados y genera carcajadas.
Tampoco son presumidos y ceremoniosos pero si talentosos, algunos escriben libros, otros son columnistas de los diarios locales y todos ilustran con sus anécdotas. Hay médicos, economistas, ingenieros, abogados, licenciados en administración de empresas, profesores, amantes de la buena música, la clásica y la romántica. En sus años mozos practicaron el atletismo, el béisbol, el tenis, el futbol y la caminata, un ejercicio que siguen practicando algunos de ellos. Tampoco les gusta el ocio, uno renunció al retiro voluntario y regresó al trabajo.
A iniciativa de Juan Manuel, -el mesías que fomenta la amistad con sus libros, charlas y reuniones- el grupo surgió en Torreón entre tres compañeros y ahora suman quince, todos cortados por la misma tijera: la cultura, el conocimiento y las ganas de echar relajo pero esto último sólo lo hacen al concluir las conferencias que suelen formar parte central de una actualización que no termina nunca.
El más "joven" tiene 67 años y el más longevo 88, este último la envidia de todos porque se encuentra sano, sin los achaques seniles que torturan a los viejos y todavía en condiciones físicas y mentales que le permitieron disputar en tiempos recientes un juego de tenis. Unos llegamos con bastones y otros con el puro aliento, pero él -Juanito- no. Por el contrario, se sienta a la mesa y pide de todo para comer. Después platica y nos deja impresionados.
Todos son admirables: Leonel, doctor y columnista de El Siglo de Torreón quien ha recorrido los 111 pueblos mágicos que hay el país, -embajador lo bautizaron sus compañeros- una hazaña que le valió el reconocimiento de la secretaría federal de Turismo como promotor de aquellas comunidades (su nombramiento oficial lo recibirá en octubre); Felipe, médico especialista en cirugía quien afirma que la mente es la que nos impulsa a superar las adversidades y las dolencias; Efrén, economista, empresario, licenciado en administración pública, ex funcionario público, cactólogo y retratista de la naturaleza; Pedro Rivas, maestro, ex director del Colegio Americano, ex vice rector de la UANE y rector fundador de la UAL junto con Emilio Herrera, también columnista de El Siglo de Torreón ya desaparecido; Jesús Máximo, maestro, abogado, escritor y periodista independiente; Simón, banquero prominente formado en la capital de la República, ahora grabador, literato y conferencista, Jesús, ingeniero civil, ex funcionario de Peñoles en el ramo de la construcción, Juanito, funcionario de Telmex hasta su jubilación, el que esto escribe, reportero jubilado y Juan Manuel, ingeniero mecánico administrador, profesor universitario y del mismo modo escritor y colaborador de El Siglo. Sólo uno es mal hablado pero afable con todo mundo. Faltaron tres a la reunión del sábado, entre ellos Margarita, la única mujer de la congregación.
Lo malo es que sus reuniones formales son los jueves en un extremo de la Comarca Lagunera y los que vivimos en el lado opuesto -allende el Nazas dicen los retóricos- difícilmente podríamos cubrir distancias largas. (Gracias Efrén Mireles por tu información).
