El despeñadero
Se tiene que tener mucha entereza para asimilar la debacle en que el PRIAN tiene al país, y mucha fe en López Obrador, quien al haber ganado por abrumadora mayoría es depositario de un sentimiento de esperanza por un cambio para bien de todos los mexicanos.
Todavía no termina el sexenio, pero ya Peña Nieto ha sido juzgado por la sociedad y por la historia; y de nada sirve el juramento que como parte del protocolo se hace en la toma de posesión del cargo presidencial: “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.” Palabras vanas, retórica pura, ¿Qué se ha hecho en contra de los presidentes que hemos tenido a partir de Salinas de Gortari? Nada. ¿Qué mal hicieron a México? Mucho, y lo siguen haciendo. Han “vendido” todo lo que han podido en materia de recursos naturales; o mejor dicho, han privatizado y/o concesionado todo lo que les ha sido posible, no en beneficio de los mexicanos, sino en beneficio particular y en perjuicio de la nación; además de una pésima administración de los recursos del erario público, además de un crecimiento constante y acelerado de la deuda pública, y un pobre crecimiento en la economía.
De acuerdo con un reporte de Reforma, el gobierno de Peña Nieto ha salido más caro para los mexicanos que sus dos últimos antecesores, ya que rebasó en 33.7% y en un 23.8 % a lo que erogaron Fox y Calderón, respectivamente, según la SHCP.
En tan sólo cinco años (2012-2017) la Presidencia de la República gastó 18 mil 520 millones de pesos. Huelga decir que ha sido la más costosa de la Historia, y que irresponsablemente se gastó más de lo aprobado por el Congreso.
Y por si fuera poco, con Peña Nieto, México cerró el 2017 con una deuda pública nunca antes alcanzada; esto es, el monto de la suma de los compromisos financieros del Gobierno federal, empresas productivas del Estado y de la banca de desarrollo. Al cierre de 2017 México debe 10.88 billones de pesos.
Cabe hacer notar que Calderón recibió al país con una deuda de 2 mdp y la dejó en 5.4; y ni tardo ni perezoso, Peña hizo lo propio: la duplicó; y en cuanto a crecimiento económico, según Excélsior, Inegi, FMI y SHCP, ha venido de más a menos desde Salinas hasta Calderón, con un ligero repunte con Peña: 4.0%, 3.3%, 2.3%, 2.1% y 2.2%; Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña, respectivamente. El antecesor de Salinas (Miguel de la Madrid) se cuece aparte por su ínfimo crecimiento: 0.3%
La paradoja estriba en que, en los últimos cinco sexenios, México ha presumido de una infraestructura interna sólida y de relaciones exteriores de fomento de la inversión y la producción, además de la disponibilidad de recursos naturales, el acceso o desarrollo de innovaciones tecnológicas y la fuerza productiva de trabajo, determinan en buena medida el aumento en la tasa de crecimiento de cualquier país.
Con el gasto exorbitante que el gobierno peñista ha hecho, se supondría que tenemos mejores servicios, mejores condiciones sociales, mejor educación y seguridad pública, pero no es así. Sólo se derrochó dinero y se privatizó lo privatizable. Peña Nieto, en concreto, ingresa a la historia como uno más de los peores presidentes de México.
Héctor García Pérez
Comarca Lagunera
