Por todos lados se lee y escucha del gran salto dado por la sociedad mexicana al votar abrumadoramente por el cambio, se demostró que la sociedad cumplió con su rol democrático al salir a votar. El optimismo, la concordia que intenta perfilarse y la esperanza que en estas circunstancias es la constante, una vez pasado el vendaval y el sonido de las campanas de bienvenida a la democracia, debemos enfriar el cerebro y apreciar que el cambio es un asunto difícil aun cuando para muchos se haya dado el primer paso.
Amerita el sosiego, la calma y tranquilidad necesaria para calibrar lo acontecido. Un cambio como el que necesita nuestro país, no se hace en 6 años, eso nos debe quedar muy claro. Lo que sí se puede hacer en ese lapso es sentar las bases para el mismo, o darle continuidad al régimen.
A mi juicio, ese es el reto del gobierno y no sólo del Presidente, proceso en el que debemos involucrarnos activamente los más que podamos: las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), los organismos privados, instituciones de educación superior y los ciudadanos. Es decir, este cambio es un asunto de todos, por lo que se puede afirmar que la vida democrática en México apenas empieza y que bajo ninguna circunstancia debemos creer y plantarnos en la idea de que la democracia es la acción de un día, el de la votación y aunque parezca disco rayado insistiré en este importante detalle.
Si la urgencia y el rezago ya no aguantan más, ésta es una razón fundamental para pensar qué tipo de país y futuro queremos; estamos ante la oportunidad de una transición política, no de una alternancia política más. En el escenario del cambio se perfilan algunas necesidades urgentes como, por ejemplo, un diagnóstico serio, fundamentado y científico sobre la realidad nacional, regional y local, que sirva de referente para discutir, analizar y calibrar la mejor forma de encarar los enormes retos que tenemos enfrente, unos derivados de la propia circunstancia interna y otros de lo que implica el entorno internacional y la globalidad.
El variopinto que ha venido resultando de los temas y asuntos que empiezan a darle forma a lo que se presume será el borrador de la Agenda de Gobierno para los próximos 6 años, parece en ocasiones una relación de buenas intenciones, en otra, buscapiés para otear el horizonte social, económico y político, y en otras más, una serie de ideas atropelladas sin aparente conexión, pero que giran en torno a los asuntos que más han lastimado a los ciudadanos y sus comunidades: la inseguridad y la violencia, la corrupción y el deliberado mal manejo de los recursos públicos, entre otros.
Sacar al ejército de las calles implica el que se cuente con cuerpos de seguridad eficientes, capaces y bien pertrechados que atiendan la seguridad pública cotidiana. Además, esto debe estar muy bien vinculado con la efectiva aplicación de la ley, el diseño y desarrollo de políticas específicas de investigación y generación de inteligencia, ya que no se puede desligar a la seguridad pública de la seguridad nacional. Entonces, desaparecer al CISEN y agregar sus tareas a una Secretaría de Seguridad Pública sólo llaman a suspicacia en cuanto a la concentración de poder.
Combatir la corrupción va más allá de darle facultades extraordinarias a la Oficialía Mayor de SHCP, para que a partir de ella y solamente de ella se hagan todas las compras del Gobierno federal. Estas compras llamadas consolidadas, implican ahorro por el volumen a comprar y es otro asunto que nos llevaría a la concentración de poder.
Este combate implica concluir el proceso de operación del Sistema Nacional Anticorrupción para que pueda emitir políticas y lineamientos al respecto con efectos en estados y municipios, diagnosticar los sistemas estatales de su tipo, ya que no es desconocido la forma como fueron integrados. Coahuila tiene un SNA que resulta del desaseo y el interés del gobernante, hoy secretario general del PRI, Rubén Moreira, las espaldas hay que cuidar.
Con respecto al manejo discrecional de los recursos públicos donde lo mismo sirve para pagar secretarios y coordinadores que no hacen nada, que artículos de uso personal con cargo a nuestros impuestos, o el uso discrecional de dinero que el Gobierno federal hace llegar a los estados donde los gobernadores hacen con él lo que se les pega la gana, comprobando lo que quieran y cuando quieran. El ahora presidente electo está proponiendo para que el manejo de esos recursos sea eficiente, la creación de la figura de Coordinador, uno en cada estado.
Esto conlleva que en su persona se concentre el manejo de esos recursos que ejercen las delegaciones federales al gusto del gobernador en turno. También supone la eliminación de estructuras administrativas y concentración de poder en el coordinador que informará directamente al Presidente de la República. Procónsul, vicegobernador, precandidato, no sabemos qué perfil irá asumiendo este representante en aras de la austeridad ya buscada.
La oportunidad que resulta de la legitimidad obtenida por AMLO en la votación, debe ser debidamente calibrada, pues desmontar un régimen no es un asunto sencillo y rápido, sobre todo cuando se puede fortalecer el Autoritarismo. Debe convocar a la nación a discutir el rumbo y el tipo de país que queremos.
Amable lector, acércate a PC29 para que te involucres en este proceso, tú también eres importante.
En el Cajón. Pasado el vendaval electoral, y para no llamar a que se nos califique como electorero este reclamo, otra vez y como se ha venido haciendo desde el inicio de su gobierno, exijo al alcalde Jorge Zermeño informe en qué condiciones recibió la administración municipal, y el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas).
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