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UNA BREVE REFLEXIÓN SOBRE LA PACIENCIA

Estamos viviendo una era en donde la velocidad de las cosas, debido al progreso y crecimiento acelerado de la tecnología y la telecomunicación, ha influido nuestro estilo de vida. Debido a ese mismo desarrollo tecnológico, la gente ha cambiado en sus expectativas de manera algo sorprendente. Entre mas reciente la generación, ese cambio es mas notable. Desde la expectativa de un ejecutivo a producir resultados en el negocio de manera inmediata y concreta, hasta algo muy simple como la rapidez en que esperamos que se mueva la fila para pagar lo que compramos en el supermercado.

Estamos viviendo una época en donde saber algo rápidamente y tener las cosas bajo control inmediato es un expectativa de rigor, y si tenemos que esperar los niveles de frustración, estrés y ansiedad, se disparan desmedidamente. La palabra esperar para muchos tiene una connotación negativa, de debilidad, o indeseable, por lo tanto, requiere un alto nivel de fuerza de voluntad. Como resultado a ese desarrollo acelerado en la tecnología, nuestra cultura ha estado manifestando una costumbre a lo inmediato y se ha descuidado de un elemento muy esencial para una vida mas tranquila: la paciencia.

Tengo que admitir que soy una de esas personas, quien hasta hace dos años, y debido en parte a mi trabajo como director de una organización compleja y neurótica, me consideraba como alguien quien siempre quería hacer las cosas a "200 kilómetros por hora". Una persona quien requería una computadora con un procesador y memoria de la mas alta velocidad para evitar "el dolor" de ver la máquina tardarse mucho en darme la información que necesitaba enviar o recibir. Alguien quien siempre andaba de prisa y detestaba la espera en las tiendas y restaurantes. Alguien con poca tolerancia hacia las personas que llegaban tarde a sus citas o compromisos. Alguien quien la expresión de enojo a veces era inapropiada porque los objetivos de trabajo no se habían cumplido a la hora en que se habían fijado, o en casa, cuando las cosas no resultaban de acuerdo a mis expectativas de logro. En pocas palabras, alguien quien sentía la inmediatez muy satisfactoria y gratificante, y lo tardío como muy frustrante.

La paciencia puede ser definida como una habilidad adquirida que nos permite soportar circunstancias difíciles en donde hay necesidad de esperar, o ante una situación complicada que requiere pensar detenidamente antes de tomar una decisión. Significa tener tolerancia hacia provocaciones sin enojarse o perder control emocional. Paciencia no es simplemente esperar pasivamente, apatía o darse por vencido. Es mas bien un estado mental donde se controlan impulsos y emociones, y se es persistente y optimista.

La Dra. Judith Orloff, profesora de psiquiatría en la Universidad de California, define la paciencia (Psychology Today, septiembre 2012) como una conducta opcional en donde nos detenemos y controlamos hasta que nuestra intuición nos dice "adelante". Es decir, podemos decidir por la opción de reaccionar en forma enojada, o como una victima de algo, por ejemplo, nuestra reacción a la lentitud de la fila cuando esperamos en alguna oficina de gobierno o esperamos pacientemente hasta que es nuestro turno para recibir el servicio. Paciencia en este caso no significa ser pasivo, sino mas bien es una forma de fuerza o poder personal en donde nos liberamos de la experiencia de una emoción negativa. La Dra. Orloff agrega que al ser pacientes podemos controlar nuestra necesidad por gratificación inmediata, y practicarla nos ayuda a manejar estrés y frustración de manera mas efectiva. Al responder con calma a la frustración y actuar cautelosamente, mejoramos en nuestra calidad de vida.

Es muy fácil mal interpretar a una persona que tiende a ser paciente. Muchas veces se le juzga como alguien a quien se le puede "arrollar" sin dificultad. Esto se debe a que nuestra sociedad, en general, reconoce mas a una persona decisiva y agresiva, especialmente en el área de los negocios, deportes y ocasionalmente en las relaciones interpersonales. La paciencia no es una panacea para nuestra necesidad de vivir en paz y sin problemas. Mucha paciencia puede permitir que algunos se aprovechen de nuestra tranquilidad e intenten "atropellarnos" (bullying), y quizás seamos mas lentos en toma de decisiones importantes. Pero muy poca paciencia puede crear situaciones problemáticas que mas tarde nos arrepentimos de nuestras acciones, algunas de esas situaciones quizás irreversibles. Algunos de muy poca paciencia lo saben, pero les gusta presentarse de esa manera porque se sienten "poderosos" al infligir temor en otros.

Con el advenimiento acelerado de la tecnología, la inmediatez se está convirtiendo en un estilo de vida y nos estamos transformando en gente cada vez menos paciente. Así que es buena idea tener paciencia antes de responder hacia la altanería o soberbia de alguien en las redes sociales, o antes de golpear con los puños al claxon cuando apenas enciende la luz verde del semáforo, o ser flexibles con nuestros seres queridos cuando no pueden responder con la rapidez que queremos o estamos acostumbrados.

Ser paciente no es una cosa fácil, particularmente para aquellos que somos biológicamente impulsivos, pero se puede aprender y practicar. Ser paciente como recurso de interacción personal, y aplicada en la situación apropiada, puede ser muy útil y saludable. Gracias por su atención a este artículo.

  Por: Mtro. Francisco Pineda

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