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El voto de confianza en Coahuila

JUAN ANTONIO GARCÍA VILLA

El llamado "voto de confianza" es típicamente una figura del sistema parlamentario, que no rige en nuestro país, que es de corte presidencialista. En los regímenes parlamentarios el Parlamento se estructura por dos entidades: el gabinete y la asamblea propiamente dicha.

El gabinete es un órgano colegiado formado principalmente por los líderes del partido mayoritario, o de éste y los de una coalición de partidos. Tiene a su cargo, el gabinete, el cumplimiento de las funciones administrativas de gobierno y actúa como rama ejecutiva, o por mejor decir ejecutante, de la asamblea.

Y la asamblea propiamente dicha es el órgano de representación popular y creador del marco jurídico. Como es de suponer, ambas entidades, gabinete y asamblea, son constitucionalmente responsables entre sí. Para poder funcionar, el gabinete ha de contar con el pleno apoyo de la asamblea parlamentaria. Cuando se requiere que tal apoyo quede claramente expresado, se promueve lo que se denomina el otorgamiento de un "voto de confianza".

Por el contrario, si una mayoría del Parlamento o que se percibe que puede ser una mayoría de éste, está en desacuerdo con la política o las decisiones de gobierno tomadas por el gabinete, puede entonces aquélla promover un "voto de censura". Si este voto es aprobado, la consecuencia puede ser la disolución anticipada del Parlamento y la convocatoria a elecciones generales para su reconstitución.

El voto de confianza y el voto de censura, como se aprecia, son como las dos caras de una misma moneda. Si un voto de censura no es aprobado por el Parlamento, equivale de hecho a un voto de confianza, y viceversa.

¿A qué viene lo anterior? A que cuando en noviembre de 2011 el gobernador interino Jorge Torres López (prófugo por cierto, aunque todo el mundo sabe donde localizarlo), terminaba el periodo de Humberto Moreira, en la víspera de que se hiciera cargo de la gubernatura el hermano de éste, de nombre Rubén Moreira, promulgó Torres López -decía- la inmediata anterior Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado, que extrañamente incluyó entre las facultades indelegables del gobernador la siguiente:

• "Solicitar al Congreso el voto de confianza sobre programas, planes y acciones que considere de importancia estratégica para el desarrollo de la entidad, bajo el procedimiento establecido en la Ley Orgánica del Congreso del Estado" (art. 9, fracción XVII, de la anterior Ley Orgánica de la Administración Pública).

Figura ciertamente extraña en nuestro sistema es esta del voto de confianza, introducida en la referida ley orgánica de Coahuila. ¿Cuál habrá sido la razón de haberla incorporado al marco jurídico estatal?

La hipótesis más obvia sugiere que habiendo establecido los hermanos Moreira un férreo y absoluto control sobre la política estatal, a base del fraude electoral y la represión, creyeron que tendrían a perpetuidad, entre otras cosas, una sobrada mayoría de incondicionales en el Congreso local.

Así, cuando alguno de sus caprichos o arbitrariedades encontrara resistencia entre la ciudadanía, apelarían al voto de confianza que sin duda alguna les otorgaría la sumisa y aplastante mayoría formada por los diputados priistas y sus aliados, legisladores de pacotilla procedentes de partidos morralla inventados por los mismos hermanos Moreira.

Con el "voto de confianza", vestirían de "legitimidad" los atracos que se les fueran ocurriendo en el camino, cuando las cosas se les pudieran complicar. Hasta finales de 2017 nunca tuvieron necesidad de echar mano de este recurso, pero lo tenían previsto para casos extremos. La perversidad no tiene límites.

La situación cambió radicalmente cuando conocieron la integración, menos favorable a los Moreira y sus secuaces, de la actual LXI legislatura. Sabido este dato y ante la posibilidad en que se vieron de perder la gubernatura, sin duda se plantearon dos escenarios: si finalmente la perdían, dejarían la figura en el texto de la ley para estarle creando problemas al nuevo gobernador, no salido de sus filas, exigiéndole constantemente que se sometiera al voto de confianza. Y si la ganaban, como sucedió, simplemente desaparecerían de la ley el voto de confianza. Que fue lo que hicieron. Lo dicho: la perversión no tiene límites.

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