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Sonoridad consciente a temprana edad

El ritmo de las palabras

Foto: Archivo Siglo Nuevo

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Cuando el pequeño nota, entiende y maneja los sonidos en lo individual, el siguiente paso es decodificar o conectar sonoridades con las grafías.

La conciencia fonológica es mejor conocida como la habilidad para diferenciar y emplear los sonidos a la hora de comunicarnos. Se trata de la base para aprender a leer y en algunos infantes se manifiesta de modo natural, otros necesitan adiestramiento.

Es usual creer que uno se adentra en el mundo de la lectura cuando aprende a pronunciar las letras. No es así. Lo más común es que los niños vayan preparándose para reconocer las grafías mucho antes de comprender que corresponden a sonidos. Uno comienza a descifrar la novedad del lenguaje cuando se pule la capacidad para sintonizar los elementos acústicos de los vocablos pronunciados.

Las estaciones iniciales son seleccionar palabras rítmicas y contar el número de sílabas, así como reparar en los sonidos que se repiten (Pablito clavo un clavito en la calva de un calvito). Está conformada por varias facultades, la más destacada, y la última en desarrollarse, es la conciencia fonémica, la cual ayuda a identificar los sonidos individuales (fonemas), a separar un término en los sonidos que lo integran y a combinar sonidos individuales para formar palabras. Se trata de sumar, restar, sustituir los componentes sonoros del lenguaje hablado, de que los educandos aprendan la conexión entre la expresión material del idioma y las letras escritas.

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Cuando el pequeño nota, entiende y maneja los sonidos en lo individual, el siguiente paso es decodificar o conectar sonoridades con las grafías. Esto suele lograrse durante el kínder, mas no debe olvidarse que no se trata de una regla aplicada a rajatabla porque no hay dos pequeños iguales y de uno a otro las habilidades se desarrollan a diferentes velocidades.

TOMA DE CONCIENCIA

Por conciencia fonológica pues, debe entenderse tanto la comprensión de los recursos fonémicos del habla (fonema inicial, fonema final, secuencias) como la adopción de diversos mecanismos que operan en el lenguaje oral, útiles a la hora de segmentar palabras, pronunciarlas, omitir o agregar alguna sonoridad, articularlas a partir de secuencias fonémicas, efectuar inversión de esas secuencias, y así. El infante que estrena este entendimiento es capaz de dar una palmada por cada palabra incluida en una oración o dar un paso por cada sílaba contenida en su nombre.

La memoria, uno de los atributos por excelencia en el ser humano, nos permite ser y hacer en nuestro constante representarnos el mundo y es una mediadora ineludible en la adquisición de importantes habilidades cognitivas. Por esa vía está decididamente vinculada con la conciencia fonológica, también conocida como la toma de conciencia de cualquiera unidad fonológica del lenguaje hablado. El reconocimiento y manipulación de dichas unidades, la convierte en una habilidad indispensable a la hora de conducirnos por la senda de la lecto-escritura.

Los niños dan un paso adelante en la ruta de comunicarse cuando interiorizan los sonidos del vocabulario y reparan en que algunas palabras tienen una sonoridad semejante. Hay casos que pueden requerir más apoyo para establecer progresos adecuados.

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Entre las señales de que algo no marcha bien se encuentran, en la etapa preescolar, la dificultad para memorizar rimas infantiles, no disfrutar cuando se escuchan cuentos en verso, mostrar problemas para dividir en sílabas y para notar las repeticiones de sonidos.

Ya en primaria, los signos a considerar son si el alumno batalla a la hora de identificar el primer sonido que escuchan en una palabra y al combinar sonidos individuales para formar vocablos.

Quienes manifiesten dificultades en este aspecto también pueden presentar problemas para entender preguntas o instrucciones, para aprender y recordar vocablos, tampoco es raro que les cueste expresarse con claridad.

ENSEÑANZA

No es algo que siempre deba enseñarse. En muchos casos los infantes adquieren esa habilidad al estar expuestos a un entorno enriquecedor desde el punto de vista lingüístico.

En algunos casos no se desarrolla en automático y los padres deben recurrir a un método de enseñanza específico y orientado a la práctica. La causa de esa complicación suele ubicarse en una conciencia fonémica limitada, habilidad que suele enseñarse en el kínder y en el primer año de primaria.

El proceso parte de presentar al pequeño las rimas, y ponerle como tarea identificar los sonidos iniciales de los vocablos; luego, la enseñanza se aboca a las combinaciones de los fonemas para formar y dividir palabras conforme a sus elementos individuales.

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Muchos centros escolares empiezan la enseñanza de la lectura enfocados en asociar sonidos con letras escritas, es decir, con la fonética, parte del idioma que nos permite pronunciar cada sonido, cada palabra de la manera correcta, dejando de lado la entonación típica del idioma que uno posee desde nacimiento y pronunciando las palabras como lo hacen los ascendientes.

PADRES

Los padres de familia ayudan a los hijos a pulir las conciencias fonológica y fonémica cuando se prestan a hacer que el lenguaje sea parte de su cotidianidad. Esto implica acciones como leer junto al niño libros en verso, que los dos canten canciones, invitar al menor a decir palabras con rima o que tengan los mismos sonidos iniciales. Se recomienda proponer al vástago actividades que disfrute y que no duren mucho para mantener el interés. El objetivo es que tenga acceso a una experiencia rica en lenguaje y sonidos.

Hoy día, diversas aplicaciones y software pueden ayudar al menor a aprender y a practicar las habilidades relacionadas con grafías y pronunciación.

No obstante, si un infante muestra dificultades, no está de más acudir a un pediatra que pueda remitirnos con un especialista para averiguar la causa de la dificultad.

En resumen, la fonética, la conciencia fonológica y la conciencia fonémica son parte del proceso para aprender a leer.

Las personas suelen confundir esos tres conceptos. Si bien están relacionados, no son lo mismo.

Los niños desarrollan el entendimiento fonológico escuchando y puede decirse que ya traen consigo el grupo de habilidades requerido para su buena marcha. Son capaces de escuchar y jugar con los sonidos del habla, la base del ser lector.

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