¿El sonido es desagradable?

La misofonía es una aversión al sonido, un trastorno, más que físico de origen psicológico o psiquiátrico, pues no tiene una causa otológica sino neurológica, explicó Héctor Valdés Gutiérrez, otorrinolaringólogo.

"Sí puede llevarnos a tener problemas porque, como bien sabemos, la salud es un equilibrio biopsicosocial y este problema nos altera en lo social, el hecho de que yo no pueda tolerar algunos sonidos como el masticar de chicle de una persona, sonidos continuos como el tronido de algunos alimentos al masticarlos, la “gotita” de agua que cae cuando no está bien cerrada la llave", comentó.

Este tipo de cuestiones altera a las personas que padecen la misofonía, lo que puede llevarlas a tener problemas sociales, pues de acuerdo a la respuesta que tengan hacia el sonido es la clasificación de su gravedad, en base a cómo se reaccione hacia los otros, por lo que el último grado es una agresión física.

"Ahí es donde definitivamente se observa que está mal y que se debe ir a tratar", indicó el médico.

No es hiperacusia

El especialista señaló que la misofonía se puede confundir con la hiperacusia, pero son padecimientos totalmente distintos; pues mientras la primera es una aversión al sonido, la segunda es una respuesta exagerada a un sonido que puede considerarse intenso.

"La hiperacusia sí es un problema otológico, la misofonía es un problema neurológico, la persona que los padece se hace el diagnóstico".

Como ejemplo, explicó que el cláxon de un vehículo generalmente ocasiona que la gente voltee a buscar de dónde viene el sonido, pero una persona con hiperacusia se exalta y le molesta el sonido en su oído, mientras que alguien con misofonía reacciona a un ruido que es constante.

La misofonía puede ser provocada por el sonido de otra persona respirando, comiendo, bebiendo o mascando un chicle, e incluso por las voces de los niños, y la reacción que experimenta quien la padece suele ser de estrés, ansiedad y, en ocasiones, ira extrema.

¿Quiénes la padecen?

Valdés Gutiérrez señaló que las personas que son más propensas a desarrollar la misofonía son inestables y tienen problemas psicológicos de inseguridad y baja autoestima.

Explicó que no hay implicaciones más allá del rechazo social, de acuerdo a la respuesta que tenga la persona a determinados sonidos, pues ello puede ocasionar su aislamiento o generar comportamientos violentos.

"Físicamente no hay efectos en su salud en general ni representa un riesgo en su salud, a menos que entren en conflicto con otras personas en forma de agresión verbal o física, pero esto sería lo único, problemas orgánicos no", comentó.

A atenderse

El especialista dijo que es necesario conocer que existe esta alteración y que, si se detecta en la persona, no minimizarlo; pues hay repercusiones en las relaciones interpersonales.

"Lo mejor que se puede hacer es acudir con un experto, un psicólogo o un psiquiatra, para que le ayuden a manejar sus frustraciones y se tenga mayor tolerancia a manejar este tipo de ruidos, incluso administrar algún medicamento, esto en casos muy severos lo tienen que definir los psiquiatras", expresó.

De acuerdo a estudios, algunos de los sonidos que provocan este malestar tienen una intensidad relativamente baja, del orden de 40 a 50 decibelios, es decir, por debajo de una conversación normal.