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¿La violencia aumentará con AMLO?

DAVID PÉREZ

Pocos disfrutan anunciando calamidades. No es agradable mostrar un análisis en el que se argumenta el aumento de hechos violentos en los que personas perderán la vida o a otras les cambiará para siempre a consecuencia de una desaparición o un asalto. Sin embargo, si se sigue la lógica de las investigaciones sobre los ciclos de las violencias, se puede afirmar que existen circunstancias en el actual escenario mexicano para responder de forma afirmativa a la pregunta sobre un posible crecimiento en los índices de violencia.

Es importante renunciar a la idea de un origen único de la violencia. Ni Felipe Calderón es el único responsable de la actual crisis en derechos humanos, ni Peña Nieto es la causa exclusiva de todas las muertes en el país. Lo que no excluye la necesidad de afirmar que en sus respectivos mandatos acontecieron más de cien mil homicidios dolosos; cifra que se queda limitada para cuantificar el daño causado a los núcleos de referencia de las personas acecinadas.

Es necesario ir más allá de la personificación de las causas y poner atención en los procesos que originan los ciclos de las violencias. Concentrarse en una persona o grupo como los "culpables" de todos los hechos violentos es irresponsable. Peña Nieto se irá y la violencia seguirá en él distintos ámbitos de la vida pública del país.

El reciente procesos electoral arrojó una cifra mucho más escandalosa que los 31 puntos de ventaja entre el primero y segundo lugar de la elección presidencial: los más de 130 actores políticos asesinados durante el proceso. Lo que pone en evidencia un componente del actual ciclo de violencias en México: la violencia política. Los hechos validaban una suspensión temporal de las elecciones hasta garantizar condiciones. La prisa por el deseo de cambio de la mayoría votante no reparó en ello.

¿Quién mató a los actores políticos?, ¿a quiénes les interesaba que su muerte? La respuesta a esas preguntas también sirven para ejemplificar la tendencia a simplificar explicaciones, ya que se tiene con un grupo de villanos favoritos: los narcos. Parece que tranquiliza pensar que han sido ellos, "los malos", los causantes de todas las angustias y los pesares sociales. Son esos malvivientes los que nos impiden hacernos cargo del presente. Malvados ojalá que un día se marchen para siempre de nuestro país. Y así, con sentencias simples se responde al desafío de asumir la pregunta de por qué sucede lo que sucede. ¿Es "el narco" el único actor armado en el territorio nacional?

¿El asesinato de los actores políticos serán sumados a los "números" de Peña Nieto o son con los que abre cuenta López Obrador? En los ciclos de violencia mas que líneas de tiempo marcadas explícitamente por hechos importantes existen trazos sin formas muy específicas. Distintas causas de violencias que se pueden cruzar unas a otras, que provocan aumentos o disminuciones, que hacen mutar a la violencia o marcan repetición de formas.

Un elemento identificable en contextos de violencia es el proceso transformación de acuerdos. En el actual escenario mexicano la incorporación, vía elecciones democráticas, de nuevos actores políticos en la administración del poder público trastoca los acuerdos explícitos e implícitos en la disputa o distribución de territorios, recursos y ámbitos intangibles de poder. En este proceso suele mostrarse una especie de curva de violencia. En el punto donde se encuentra el nivel de violencia comienza un aumento sostenido de más sucesos violentos hasta el punto donde otros acuerdos (nuevos o viejos) permiten un descenso de los niveles de la violencia.

No se conoce la ruta que tomará la nueva administración federal para dar trámite al actual ciclo de violencias. Hay promesas de un programa diseñado por organismos nacionales e internacionales para que garanticen el respeto a los derechos humanos. Tampoco se conoce la capacidad de agencia que queda en la sociedad mexicana para incluirse en nuevos acuerdos para la transformación de las violencias en los espacios de la vida pública cotidiana. Lo que sería lamentable es que un nuevo escenario se continúe con la simplificación de las causas de las violencias y atribuir exclusiva responsabilidad a un solo individuo, sin considerar la participación de diversos grupos de actores violentos y sin calcular el potencial de la sociedad para influir en la transformación de las violencias.

Twitter: @davidsecular

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Escrito en: David Pérez

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