Seguramente que a muchos comunes como nosotros nos confundirán fácilmente con panistas y priístas, porque andamos todos vestidos al mejor modo del mítico arquero ruso Lev Yashin, de negro. Y no es para menos, como vivimos vidas alternas, rehuyendo la realidad, ésta nos llegó con el dorado talento de Neymar, que nos mostró que no siempre bastan carácter y temperamento.
La imaginación es maravillosa, suele estimular los sentidos y endulzar esa vida paralela que corre a veces, sin el debido apego al razonamiento auténtico y nunca nos prepara debidamente para cuando los vampiros de esa existencia, tímida y sensualoide tocan a la puertas y si están bloqueadas, pueden colarse por las ventanas para chuparse todas las ilusiones, una por una.
La estética siempre dice la verdad, un equipo de elenco lujoso, que tiene a anguilas como Firmino en el banco, de pronto lo pone a ventilar en la cancha y muestra con poco tiempo cómo han de aprovecharse los espacios con balones a velocidad, como lo hace en Liverpool, al lado de Salah. Ahora vino para acompañar al patrón Neymar, que enseña su clase cuando es menester.
Nuestro pasado mundialista está en blanco y negro, con documentos y videos que hacen repetitivos los ecos de la maldición de no ir más adelante del cuarto partido, porque esa es la frontera de nuestras virtudes. Otra vez a los lamentos, a los análisis donde no encontramos las razones de la imprecisión y falta de gol, sin darnos cuenta de que esa es nuestra medida.
El futbol es ejemplo de vida y suele tener respuestas para todo y lo que sigue es dejar de seguir viviendo con pasiones en la oscuridad pero plantarnos para un nuevo repunte y que lo visto y hecho quede como una base para mejorar todo cuanto sea posible. Se perdió y debemos seguir adelante con la mirada al frente, reconociendo el mérito de otros sin pelear con la realidad.
Es tiempo de atender el Mundial, tomando cada cual su favorito, sobre todo con los latinos, Brasil, Uruguay, Colombia y dándonos la oportunidad de admirar a los artistas que se ven siempre en cada equipo y las maravillas que suelen crear para encandilar al mundo con su creatividad, como la zancada y resolutividad del venado Mbappe, como la puntería de apache del atildado Cavani, como la fiereza de Suárez, la visión y toque de James y sobre todo con el talento que derrocha Neymar, criticado por sus poses y caídas pero temido por su genialidad y exquisitez.
