Mi buen amigo Ismael Caro, me había comentado el pasado domingo que, después de la victoria de Alemania en contra de Suecia en la segunda fecha del mundial, era el peor panorama que se le había presentado a México para encarar el juego en contra de los escandinavos porque era evidente, de que saldrían con todo pensando que, y por lógica, los coreanos solo tendrían que hacer acto de presencia en el último partido de la primera fase porque los aún campeones del planeta, le meterían una zarandeada a los asiáticos y que para los suecos, era solo ganar para continuar con vida.
Y cuánta razón tenía porque lo que sucedió ayer, nos ha puesto en nuestra auténtica realidad de la cual, la historia se ha encargado de mostrarnos al mundo entero de que somos conformistas y que solo Dios sabe cuando llegue el día en que, selecciones consideradas de élite, sientan miedo y tiemblen de únicamente pensar de que se van a topar con las camisetas verdes y que ellos, son los que se tengan que poner a rezar para salir bien librados.
La semana pasada, en este espacio, mencioné que se tenían que tomar las cosas con calma porque después de la victoria frente a Alemania, todos pensamos que ya se había resuelto nuestra mediocridad y que cualquiera que se nos pusiera enfrente, nos haría los mandados sin recurrir a que siempre nos hemos caracterizado por nuestra actitud tan deplorable.
De que queremos llegar al famoso quinto partido, yo no comparto esa filosofía porque necesitamos arribar ¡al séptimo encuentro! si es que queremos trascender de una vez y por todas y aunque algunos piensen de que a los brasileños los desaparecieron del mapa los teutones hace cuatro años, a mí me importa un reverendo cacahuate los demás países en el ámbito deportivo porque anhelo de que nuestra nación, crezca y que se quite esa maraña que nos hace estar como nación de tercer mundo.
Lo que le hicieron los coreanos al equipo de Joachim Low, tampoco me interesa porque yo quería y anhelaba de que México por primera vez, avanzara de manera perfecta a la ronda de octavos pensando de que, cuando tuvimos esa oportunidad en Japón-Corea al derrotar a los croatas en el primer partido y después a los ecuatorianos, nos salió a relucir nuestra peculiaridad con el otro conformista como lo es Javier Aguirre que solo sacó al equipo a cascarear en contra de los italianos para que los dos, pasaran a octavos.
Amo a esta nación pero es que la realidad, nunca les enseñamos a nuestros hijos desde pequeños, a que sean extraordinarios seres humanos cosa que no ocurre con otros países por mencionar a los japoneses de que cualquier capricho de la naturaleza, los hace levantar o cuando los gringos les destruyeron dos ciudades y eso, en vez de derrotarlos, los ha convertido en una potencia económica.
Que esto sea una lección fuerte para todos por empezar, al improductivo de Jonathan Dos Santos que se quería comer a la prensa después del juego en contra de Alemania pensando que ya habían ganado todo y que, lo más seguro, en la siguiente fase, sea contra Brasil (aún no sabía el resultado de los cariocas) para revertir la situación y sin Héctor Moreno.
