El 'Maracanazo', una de las tragedias más grandes del futbol en Brasil. (Especial)
1950. Todo parecía estar alineado para que Brasil, el anfitrión, se coronara campeón en su Mundial de futbol, hasta que la catástrofe sucedió.
AQUEL DÍA
Fue durante un 16 de julio, cuando la alegría y color en las calles de Río desaparecieron, para dar pie a la desolación, el llanto, la confusión y el caos.
El estadio Maracaná albergó la final de dicha Copa del Mundo, misma que enfrentaba a Brasil contra Uruguay y en la que a los amazónicos les bastaba únicamente con empatar para adjudicarse la estatuilla.
Friaça, delantero brasileño, fue quien abrió el marcador a los 47 minutos, mientras que el empate llegó cortesía de Juan Alberto Schiaffino al 66; pero el más recordado de los nombres en aquel partido es el de Alcides Ghiggia, personaje que silenció a todo un país anotando el 2-1 para los charrúas.
EL CAOS
Millones de personas lloraban a cántaros tras el pitazo final, no daban fe a lo que estaban presenciando, unos gritaban, otros corrían como simples locos sobre las avenidas, incluso se llegó a rumorar que algunos otros atentaron contra su vida a raíz de dicho encuentro.
Ghiggia, último sobreviviente de aquel duelo, confesó en una entrevista para los medios de su país que “sólo tres personas han logrado callar el Maracaná: Frank Sinatra, el papa y yo”, convirtiéndose en enemigo público del pueblo brasileño.
LAS CONSECUENCIAS
Luego de tan tenebroso día, la ‘Skratch du Ouro’ no volvió a usar el jersey de color blanco, como lo hizo durante dicho suceso, además que el racismo invadió a los integrantes de aquel equipo a quienes llamaban negros o esclavos.
Aunque han pasado ya 68 años de dicho suceso, sólo se ha considerado catástrofe de tales dimensiones la derrota que le propinó Alemania en el Mineirao de 7-1 a Brasil, en el que fue su otro Mundial en 2014.