Fantástico. El interior del Golf GTI conserva los detalles que nos recordarán su adolescencia en el segmento del mercado. (EL UNIVERSAL)
Cuando leemos en algún medio internacional que fue descubierto un espía, el común denominador es que era una persona con un comportamiento por demás discreto. La personalidad rebosante del 007, usando trajes de diseñador a bordo de hiperautos estruendosos es más una expresión de catarsis aspiracional que un retrato realista. Si un individuo con actividades específicas de la mencionada naturaleza estuviera interesado en un vehículo de alta secrecía, que le ayude a lograr su misión en un tiempo crítico, pero sin despertar sospechas, una opción ideal es el Volkswagen Golf GTI.
El agente va seguro, para empezar, por las cinco estrellas de la LatinNCAP. El equipamiento de seguridad incluye ABS, detector de cansancio, sistema de control electrónico de estabilidad ESC, arranque de pendientes HHC, control de inercia de motor MSR, control de tracción, función de freno multicolisión y las irreprochables siete bolsas de aire.
La estética exterior es congruente con la capacidad dinámica del vehículo. Los acentos en LED y líneas rojas en el juego de faros acompaña el criterio de diseño en ángulos rectos presente en todo el vehículo. Los rines 18 pulgadas son denominados Milton Keynes, para beneplácito de los economistas. El tono del escape es sonoro, pero no intrusivo, muy equilibrado sin aspavientos. Los faros de niebla están segmentados por dos elementos divisorios horizontales que asemejan cuchillas, de un dinamismo distintivo. El acento lineal integrado por una línea roja sobre una cromada le da un toque elegante a la fascia delantera.
El interior de Golf GTI conserva detalles que remontarán a su adolescencia al segmento de mercado que conoció las generaciones ochenteras de este vehículo. Asientos con línea roja y vestiduras acentuadas con costuras en este mismo color, así como componentes de plástico negro aplicados en evidente eficiencia teutona son el sello que se mantiene en esta generación. Los pedales y descansapie están terminados en acabado metálico cepillado, haciendo juego con acentos en el tablero y volante. Éste último tiene su sección inferior aplanada para mayor deportividad, aro con superficie en piel y costuras rojas, además de rótulo GTI en acabado metálico. Cuenta con techo corredizo por lo que la cabina no se percibe cavernosa. El interior transmite una atmósfera tecnificada y orientada a la función sin ser parco, muy alemana, ideal para ser acompañada con la tonada de sintetizadores a través de su sistema de audio Fender con subwoofer y un juego de ocho bocinas.
El corazón de este pequeño monstruo es un cuatro cilindros turbo TSI de 2.0 litros el cual genera 350 newton-metro de par motor, lo que aunado a la precisión de la puesta a punto en la suspensión delantera McPherson y trasera Fourlink lo vuelven un cohete del asfalto. La transmisión de la unidad probada es la DSG de seis velocidades equipada con paletas de cambios al volante, además de seleccionador de modalidad Drive o Sport.
La cifra de potencia no parece muy alta con 230 caballos de fuerza, pero en el tráfico y en pista el comportamiento del GTI es una lección en cómo debe cambiar de dirección un vehículo, en especial gracias al volumen de torque disponible y linearidad de su entrega. La conducción es comparable con ejemplares Gran Turismo de mayor costo. Con un precio de lista de 494 mil 990 pesos al agente le quedarán recursos para disfrutar de un martini o dos al cerrar la jornada, seguramente agitados y no revueltos.
La versión renovada del ya longevo Volkswagen Golf GTI no es un producto para apantallar ignorantes, sino para que su conductor pueda disfrutar de uno de los mejores exponentes de elevado valor por el dinero por un manejo absolutamente brillante.
