Es muy común que en las fechas de campañas electorales estemos bombardeados de información que en muchos de los casos no se apega a la verdad, por lo tanto, como dijo Otto Von Bismark; "nunca se miente más que después de una cacería, durante la guerra y antes de las elecciones".
Desgraciadamente México ha sido muy prolífico en ilegalidades electorales, mejor conocidas como mapacherías -otra aportación de México al mundo- y a raíz de esto, se quedaron en la memoria de muchas personas, pues surgieron y fueron la pura verdad en su momento.
Aunque sí hemos avanzado y superado muchas prácticas ilegales, en la memoria colectiva algunas quedaron grabadas, e incluso hubo necesidad de tipificarlas como delitos electorales.
Veamos algunos ejemplos de estas prácticas ilegales, bautizadas por el ingenio popular como mapacherías:
Vamos a empezar con las prácticas ilegales electorales que de hecho han sido erradicadas, pero que algunas personas aún las mencionan como reales:
Ratón loco: al ir a votar el ciudadano no encontraba su registro en el listado nominal y se le indicaba que buscara en casillas cercanas de donde se encontraba, esto se eliminó pues cada casilla tiene el listado nominal con fotografía de los votantes de la misma.
Urna embarazada: Esto se eliminó, pues los funcionarios de la casilla en el momento de instalar la misma arman las mamparas, urnas que ahora son transparentes y se muestran que no tienen ningún voto al inicio del proceso.
Rasura del padrón y suplantación de votantes: como se mencionó, cada casilla cuenta con su listado nominal, solo podrán votar los que estén en el mismo y los representantes de partido debidamente acreditados.
Tacos: Cada votante solo recibe una boleta por cada elección, presidente, diputado, senador y si son concurrentes locales las que amerite el caso, otra precaución es que la abertura solo permite introducir una boleta doblada, dos o más ya no es posible.
Casilla itinerante: Esto se daba porque algunas personas o partidos cambiaban arbitrariamente el lugar de ubicación de la casilla, ahora solo se instala en el lugar previamente autorizado por los consejos; en los cuales están también los partidos que pudieran impugnar algún lugar, los cuales cumplen con requisitos previamente establecidos.
Robo de urna: Existen mecanismos, responsables, itinerarios y tiempos, de manera que la urna empacada y sellada debe llegar en determinado tiempo a su destino (Consejo respectivo).
En otro sentido, existen otros delitos electorales que sí se siguen cometiendo, veamos:
Compra del voto: Los partidos compran el voto y piden que entreguen la credencial de elector o al menos una copia y se paga una cierta cantidad de dinero a cambio. El último ejemplo lo vimos con el PRI, que ofrecía de $500 hasta $2000 a espaldas de la sede de este partido.
Coacción del voto: Presiona a las personas con cualquier amenaza, ya sea no darles un servicio que es obligatorio como agua, educación para los niños, obras para la comunidad, etc.
Palomeo: Las lideresas de las colonias elaboran listas de votantes y se colocan en lugares estratégicos para verificar que efectivamente fueron a votar y aplican las dos medidas anteriormente citadas, ya sea por la compra o por la coacción, además de otras para comprobar que votaron por el partido que les pagó o coaccionó.
Operación menudo (en el centro y sur del país es operación tamal): se "invita", por no decir los llevan, a comer un plato de menudo y de ahí los "invitan" a que vayan a votar por el partido anfitrión, se puede usar también, en este caso, el acarreo.
Acarreo de votantes: Para esto se usan normalmente flotillas de taxis de alguna central, de preferencia, por pago previamente contratadas o por obligación, pues está afiliada a ese partido, y los llevan a la casilla que les corresponda votar, casi siempre ya se aplicaron algunas de las mapacherías previamente comentadas.
Expulsión de representantes de partido: se busca un pretexto "legal" o monetario de manera que la casilla no tenga representantes de partidos, aun cuando fueron debidamente acreditados, así nadie podrá interponer algún recurso de impugnación.
Propaganda en o cercano a la casilla: Esto es más que nada una intimidación muy sutil, para que el votante se dé cuenta qué partido es el que maneja o pudiera manejar ese sector y quién es por el que deben votar.
Suplantación de funcionanrios: aprovechando que la ley previene que en caso de ausencia de algún funcionario de casilla, lo cual impide la instalación de la misma, se toma de la fila a los ciudadanos que estén en ella esperando que inicie la votación, y obviamente los partidos con infraestructura tienen "ciudadanos voluntarios" para ocupar el lugar de los ausentes, que por problemas de última hora no llegan o incluso se han detectado que fueron convencidos con dádivas de dinero, u otras medidas, para no llegar.
Operación carrusel: esta mapachería es más sofisticada, pues se le entrega al votante una boleta marcada y debe regresar con una boleta en blanco, y recibe su pago correspondiente, de esta manera se asegura el voto comprado.
Ahora también se puede usar la foto con el celular para comprobar la compra-venta del voto.
Con excepción de los dos últimos, todas estas mapacherías se encuentran tipificadas como delitos de acuerdo con la Ley General en Materia de Delitos Electorales y la Fepade, no el INE, debe darle seguimiento a las mismas.
Como ciudadanos, aun cuando no estemos acreditados como observadores electorales, debemos tratar de inhibir estas prácticas ilegales y en su caso, denunciar ante la Fepade.