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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

El móvil, ¿hace el bien o el mal?

Vivimos en la época de la comunicación en la que existen medios muy diversos y accesibles, que antes nunca hubiéramos imaginado que existirían. ¿Un teléfono móvil que tiene la capacidad de una computadora? No, ni en sueños lo pensábamos hace veinte años, y menos que ese mismo aparato nos permitiría tomar fotografías y videos, reproducir música, comprar boletos para el cine, indicarnos cómo llegar a cualquier lado, recordarnos la lista del supermercado cuando estamos cerca de una tienda y además: ¡comunicarnos!

Para comunicarnos con alguien, ahora tenemos todas estas opciones teniendo un dispositivo móvil a nuestro servicio: hacer una llamada - hablando por teléfono como normalmente se hacía antes -, mandarle un mensaje por Whatsapp - escrito o grabado -; mandarle un inbox; mandarle un mensaje por SMS (Short Message Service); enviarle un correo electrónico, hacer una videollamada por Whatsapp o Messenger; enviarle un mensaje directo por Twitter; enviarle un video directo en Instagram o un saludo en una Instastory; grabarle un Snapchat privado… ¿sabe qué? Mejor ahí le paro porque ya estoy nombrando algunas opciones que ni yo entiendo.

El caso es que tenemos miles - sin exagerar - formas de ponernos en contacto con cualquier persona en cualquier lugar del mundo, de manera instantánea. Lo irónico de esta gran disponibilidad de medios de comunicación es que la verdadera conexión humana se ha estado deteriorando cada vez más. Digámoslo más claramente: cada vez nos comunicamos más deficientemente.

Mucho tiene que ver el mal uso del lenguaje a través de estos medios, por supuesto, pero esa sólo es una pequeña parte. El problema real está en la falta de conexión real entre personas, ya que resulta mucho más sencillo y cómodo comunicarse de manera impersonal - sin tanta responsabilidad - a través de la tecnología que presencialmente.

Como seres humanos que somos estamos biológicamente programados para tener la necesidad de conectarnos con otros humanos y la única forma de hacerlo real y completamente es en persona. Oiga, no crea usted que soy un anticuado que está en contra de la tecnología de las comunicaciones actuales, ¡para nada! Al contrario, utilizo esta tecnología diariamente y me parece fascinante ser testigo de esta revolución. Sin embargo, me he dado cuenta - yo y muchos otros que estudian el tema -que la comunicación real, profunda e indispensable del ser humano necesita ser frente a frente.

Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Chatear o no chatear? Ese es el dilema. Yo soy de los que piensa que hay que aprovechar la tecnología, pero sin abusar. A veces, pasamos un tiempo demasiado prolongado "comunicándonos" por redes sociales, comentándole a la comadre el nuevo vestido que se compró o "comunicándoles" a todos lo bien que me la estoy pasando en mis vacaciones en la playa, transmitiendo en vivo cómo me tomo mi piña colada desde Cancún. ¡Qué interesante!

Entonces le pregunto a usted: ¿no sería mejor que le presumiera… eh, digo, platicara a su querida amiga acerca de lo bien que se la pasó en sus vacaciones en Cancún, pero echándose un cafecito con ella y platicando frente a frente?

Sabemos que todo en exceso es malo y el problema es que muchos jóvenes están perdiendo la capacidad de socializar porque sólo lo hacen a través de un móvil. Recuerdo perfectamente en una reunión familiar, me quedé pasmado cuando vi a tres de mis sobrinas, de alrededor de 15 años, sentadas juntas sin hablar y "píquele y píquele" al celular y pegaditas a la pared porque estaban cargando su teléfono. Luego, así de repente, se reían todas juntas. La sorpresa mayor vino cuando me di cuenta que estaban chateando entre ellas, ¡estando juntas! Cuando me percaté de esto, les pregunte: ¿Y si dejan sus celulares a un lado y se ponen a platicar ustedes? Dos de ellas no me entendieron bien lo que dije y nada más me sonrieron… la única que me entendió me respondió: "tío, es que por aquí nos mandamos emoticones y filtros para la cara, es más divertido".

No pues me traumé.

Yo insisto: son buenos, muy buenos los avances de la tecnología, pero… ¿no se le hace a usted que ya estamos exagerando?

¿Usted cómo ve a estas nuevas formas de comunicación? ¿Son buenas o malas? Platíqueme a través del correo o por Twitter… también Facebook, Instagram, Snapchat… ¡oh, bueno! Ni modo, hay que aprovechar la tecnología.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios: [email protected]. Twitter: @donjuanrecaredo.

ME PREGUNTA:

Juliana Cantú: ¿Cómo se dice río en diminutivo?

LE RESPONDO:

Se puede "riachuelo". También, se puede "riito"; hay discusión sobre si lleva acento en la segunda i, pero según las reglas generales de acentuación, no lleva acento. Así que es: riito.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

La radio marca los minutos de la vida; el diario, las horas; el libro, los días.

Por: Columna póstuma de Juan Recaredo

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