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ES MOMENTO

EDUARDO SEPÚLVEDA

El futbol es poderoso. Mágico. Mueve a las masas. Une.

Ayer la Selección Mexicana consiguió un triunfo impensable... y aunque en este país abunda la gente de fe, a muchos de los que esperaban que ganara México los movió más el deseo.

Como haya sido. Casas de apuestas pagaban 7-1 / 8-1; el favorito, Alemania. Por muchas razones. Es el vigente campeón del mundo, y lo ha sido en cuatro ocasiones. En tres enfrentamientos previos en Mundial, los tres habían sido para Alemania. Hilaban siete Mundiales sin perder en su primer partido. México nunca le había ganado a un europeo en Europa (en Copa del Mundo). Los mexicanos "venían de la fiesta".

En el proyecto alemán existe lo que en la Federación Mexicana de Futbol no conocen: continuidad.

A México lo dirige un extranjero (su peor pecado) que "no le da un estilo a la selección", "que no sabe a qué juega", "que tiene un sistema de rotaciones que no funciona", "que...".

Y al final, son 11 contra 11 los que brincan al campo y se definen un resultado. Y los 22 que están en la cancha saben jugar al futbol.

El problema de México en los últimos seis Mundiales no ha sido la primera ronda; en todos se las han ingeniado para avanzar, como líder, contra europeos, con triunfos de los que llamamos históricos.

El problema viene después, cuando se trata de "el que gana, avanza". Ahí, el equipo Tricolor siempre se las "arregla" para quedar eliminado.

Ahorita, millones de mexicanos en todo el mundo celebran el triunfo más impensable de su historia. El más grande. En Rusia, en México, en España, en donde sea. El partido le dio la vuelta al planeta.

Y con estos tres primeros puntos, el trámite de avanzar a los octavos de final está muy avanzado. Pero que no se confíen, quedan dos partidos aún.

Pensemos que México avanza, como ha sido su costumbre desde 1994 a la fecha. ¿Qué sigue? Ganar. A Brasil, Serbia, Suiza o Costa Rica. El que se ponga. Y por fin lograr el famoso y casi utópico quinto partido.

Porque, aunque sea un sueño, los sueños se cumplen a veces. Como pasó ayer en Moscú.

Y si no es ahora, ¿cuándo?

El triunfo de México ayer en Rusia fue la nota del día, de la semana y posiblemente lo sea de toda la primera ronda. No es cualquier cosa, démosle la dimensión. México le ganó al campeón del mundo, al favorito. Y lo dejó con cero puntos de inicio. Así nomás.

Y a lo que sigue.

Que ese buen ánimo que se generó con el juego ante Alemania no se quedé en algo esporádico, hay que acostumbrarse a ganar. Que el futuro es hoy. Si no, ¿cuándo?

Síganme los buenos... y las buenas también: @Foko_54.

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